CÓRDOBA / Las miradas sonoras del Trío Zukan
Córdoba. Conservatorio Superior de Música. 12-III-2021. XXIII Festival de Música Contemporánea. Trío Zukan. Obras de Mikel Chamizo, Gabriel Erkoreka, Francisco José Domínguez, María Eugenia Luc, Ohiana Rodríguez y José María Sánzhez Verdú.
Uno de los programas de la presente edición del Festival que venía precedido de gran curiosidad por su contenido ha sido el que ha protagonizado el Trío Kuzan integrado por dos músicos vascos, la acordeonista María Zubimendi y txistulari Jon Ansorena, y el percusionista castellano Gorka Catediano, absolutamente integrado en el espíritu y fundamento euskaldun del proyecto que se planteó este grupo cuando se fundó en 2014, concienciándose de que no existía repertorio para este tipo de combinación instrumental y que por tanto, el generarlo se iba a convertir en una las mayores justificaciones de su razón de ser. El concierto presentado en Córdoba reafirma esa pretensión con la aportación de compositores que se han comprometido a crear sobre tal formato instrumental.
Es el caso del músico manchego Francisco José Domínguez con su obra Bertso de 2020, basada en unos apuntes poéticos de Jorge Luján, en la que expone una serie de tensiones encontradas que se sustentan en excitantes efectos motóricos de un acordeón afinado en cuartos de tono, asombrosamente activado por María Zubimendi, lo que producía una especie de espejismo acústico para el oyente, que pudo sentir cómo el discurso se esclarecía con una aproximación a una musicalidad de corte fonético. Las sensaciones de su expresividad alcanzaron cierta estabilización con la obra Haize-Orratz (Veleta) escrita por Gabriel Erkoreka en 2007 para chistu/tamboril y acordeón, devuelto éste a su natural diatónico, centrada en rítmicas modulaciones antepuestas de continua adaptación tímbrica inter-instrumental, que terminan derivando en una disolución final. La teórica primera parte del concierto se cerraba con la obra Begiratu (Mirada) de la argentina María Eugenia Luc, creciente experta en la creación musical contemporánea desde hace cuatro décadas, en la que juega a proyectar bucles tímbricos de los dos instrumentos acústicos txistu y acordeón) reforzados por el vibráfono que producía una especie de prolongación de ondas. El acordeón volvía a absorber la atención del espectador.
La joven compositora Ohiana Rodríguez presentaba el estreno absoluto de su obra Gure Sustrai (Nuestras raíces) escrita el año 2020 con la que ha querido explorar los referentes folclóricos vascos en sus melodías y ritmos, y en la que el acordeón viene a ser un constante reclamo para que el agudo sonido del chistu y el repique del tamboril se llevaran el protagonismo del discurso antes de un pasaje de mayor lirismo que, con sus curiosas mixturas, genera un sentido armonioso de buen trazo. La penúltima obra fue Zuria II (Blanco II) de José María Sánchez Verdú con la que hace todo un ejercicio de sinestesia sonora, en el que cada escuchante puede hacer una coloración de sus percepciones auditivas partiendo en este caso de la nota La, que se encuentra como estímulo y recordatorio constante en el desarrollo de la obra. Cierto primitivismo sonoro anima esta obra ya presente en el golpeo de piedra contra piedra y que con el acordeón, genialmente tocado por la espectacular instrumentista María Zubimendi, imitaba sonidos computarizados dejando una sensación cósmica de controlado viaje espacial sólo interrumpido por el roce de los mismos cantos que aparecieron al inicio de la obra.
Por último, interpretaron una pieza de intención humorística y trágica a la vez como la que contiene la obra Lantz de Mikel Chamizo compuesta en 2016 en directa alusión a un trío mitológico popular de las famosas fiestas de carnaval de esta villa navarra situada en las inmediaciones del valle de Anué. El portentoso despliegue técnico-instrumental que propone el compositor tolosarra en esta obra fue todo un ejemplo de la convicción, entrega y el compromiso de este grupo con la vanguardia musical que propone y provoca desde su estructura instrumental eminentemente vasca, y de la que seguramente se han convertido en un referente absoluto de presente y de futuro.
Se cerraba así la segunda jornada del festival dejando la sensación de cómo el folclore puede generar la vanguardia musical más provocadora sin dejar de ser una música estimulante y sorprendente. Hay que felicitar a la dirección artística del Festival por haber sabido valorar las miradas sonoras del Trío Zukan, resultado de una seleccionada programación hecha con conocimiento e instinto.