CÓRDOBA / Antología de canciones españolas a cargo de Pablo García-López
Córdoba. Gran Teatro. 3-III-2021. Orquesta de Córdoba. Pablo García-López, tenor. Director: Carlos Domínguez-Nieto. Obras de Bretón, Esplá, Falla, García Abril, Guridi, Luna, Mompou, Toldrá y Turina.
Recuperado para la programación de la OC después de haber sido aplazado el pasado otoño por la pandemia, este concierto tenía un doble aliciente. Por un lado, una serie de canciones compuestas por un selecto grupo de músicos nuestros de la primera mitad del pasado siglo, de ahí su título, “La canción española”. Y por otro, la intervención del tenor cordobés Pablo García-López, cantante que se ha convertido en uno de los más destacados embajadores musicales de la monumental ciudad califal. El carácter de su voz de corte ligero proyectada a un cierto lirismo le ha favorecido para interesarse por este tipo de canciones en las que se refleja el gran respeto de los compositores por la poética, con un resultado de sustancial valor estético y sensorial para el oyente, dadas las líneas melódicas empleadas que realzan los fonemas adquiriendo así éstos su plenitud expresiva.
Se puede pensar que esta es la idea esencial que ha llevado a Pablo García-López y a Domínguez-Nieto a elegir este programa, en el que se han alternado pasajes solo instrumentales, que han servido de contraste. Así la primera obra interpretada fue la versión orquestal de la conocida canción De España vengo de la zarzuela El niño judío de Pablo Luna, que funcionó como introducción estética. Seguidamente el tenor hizo su aparición en el escenario para interpretar las Canciones playeras del alicantino Óscar Esplá, con las que tonificó su voz hasta alcanzar un adecuado grado de tensión y elasticidad de emisión en la última, Coplilla, que el autor sustenta en un aire de jota levantina.
Después de una muy cuidada versión de Canción de la noche blanca, perteneciente a la suite para orquesta Canciones y danzas para Dulcinea de Antón García Abril, en la que el director hizo énfasis de su sentido de evocadora ensoñación, el cantante se adentró en el aire dramático que exigen las Tres canciones castellanas de Eduard Toldrá, llegando a un alto grado de apasionamiento en Nadie puede ser dichoso sobre un poema de Garcilaso de la Vega, que se convertiría en uno de los momentos estelares del recital. El lirismo que siguió con la sexta melodía vasca de Jesús Guridi, Amorosa, serenó sensibilidades y sentimientos.
La aparición de la música de Federico Mompou significó que el cantante tuvo que echar el resto de sus cualidades lírico-dramáticas con contenida tensión vocal en la canción Jo et pressentia com la mar, a cuyo texto del poeta Josep Janés, el compositor destina un andantino que potencia una evocadora descripción del mar y paisajes sin límite. Con ella, se producía el segundo momento más relevante de la actuación de Pablo García-López.
El Polo gitano de Tomás Bretón abría lo que podría entenderse como tercera parte del programa ocupada sustancialmente por el Poema en forma de canciones de Joaquín Turina, destacando el tenor en la última, que lleva por nombre Cantares, en la que el músico hispalense implementa la romántica musicalidad de la poética del asturiano Ramón de Campoamor a cuyo recuerdo en su centenario está dedicada esta obra.
Todavía quedaba el momento más emocionante de este recital después de escuchar la Jota final del ballet El sombrero de tres picos de Manuel de Falla, prevista como cierre de programa. Fue la canción La adelfa del músico y profesor cordobés Ramón Medina, versión para orquesta de Carlos Domínguez-Nieto, que se interpretó como bis y de la que Pablo García-López hizo una interpretación llena de sentimiento y delicadeza, que recordaba al compositor fallecido hace unos años, después de dedicar unas palabras a la soprano, también cordobesa, Carmen Blanco, que ha sido una de las más destacas exponentes del repertorio de canto del maestro Medina, cariñosa alusión que agradeció el público refrendada con una gran ovación.
(Foto: Paco Casado)