Cómo John Cage se hizo rico con las setas

“Bravo, bravo, señor Cage. El señor Cage ha demostrado sin lugar a dudas que entiende de setas, porque las preguntas que le hemos hecho esta noche eran para sudar la gota gorda. En fin, no es un personaje que ha venido a este plató simplemente para ofrecer unas muestras más o menos estrambóticas de una música muy estrambótica. Es realmente una persona preparada”. Es el 26 de febrero de 1959. La voz es la del presentador Mike Bongiorno. El plató es el de Lascia o raddoppia, histórico concurso de preguntas y respuestas de la televisión italiana. Tras contestar a una complicada serie de preguntas sobre setas, John Cage acaba de alzarse con el primer premio del concurso: cinco millones de liras italianas, una suma muy cuantiosa para la época.
¿Cómo fue a parar Cage al programa más popular de la televisión italiana en los años cincuenta? Vayamos por partes. El 26 de noviembre de 1955, la naciente televisión pública italiana empezó a emitir un programa de preguntas y respuestas que durante los cuatro años siguientes mantuvo a los italianos pegados al televisor. El programa se retransmitía los sábados por la noche, pero se trasladó más tarde a los jueves ante las protestas de los dueños de bares y locales de ocio, que veían mermados sus ingresos porque la gente prefería quedarse en casa para ver si los concursantes lograban contestar las preguntas más peregrinas sobre un tema que ellos mismos habían elegido. Cada respuesta acertada duplicaba el premio hasta que, a partir de un determinado momento, el concursante tenía la opción de llevarse el dinero o volver una semana más tarde para seguir duplicando la apuesta con el riesgo, obviamente, de irse con las manos vacías. El programa encumbró también a su presentador, Mike Bongiorno, quien sería objeto de análisis en un célebre y despiadado ensayo de Umberto Eco (Fenomenologia di Mike Bongiorno, 1961), donde el semiólogo atribuía el éxito de Bongiorno a su ilustrada mediocridad, con la que el telespectador medio podía establecer una gratificante identificación.
La resonancia mediática de Lascia o raddoppia consiguió incluso introducir en el imaginario italiano la imagen del contrafagot. El 17 de diciembre de 1955, el concursante Lando Diegoli, experto en música lírica, no supo responder la pregunta sobre la primera ópera en la que Verdi había utilizado el contrafagot. El programa contemplaba como respuesta Don Carlos, pero enseguida se abrió en las páginas de la prensa un debate musicológico con intervención de ilustres académicos, puesto que Verdi había utilizado ya el contrafagot en Macbeth, aunque no en la versión original sino en la revisión parisina. Durante unas semanas, toda Italia estuvo hablando del contrafagot, y al final Diegoli fue readmitido por aclamación popular al considerar que la cuestión se había enrevesado.
John Cage hizo su primera aparición en Lascia e raddoppia el 29 de enero de 1959 para contestar preguntas sobre setas. ¿Cómo fue a parar al programa? Desde el otoño de 1958, el compositor residía en Milán, donde Luciano Berio le había invitado a trabajar en el Estudio de Fonología de la RAI (la radiotelevisión pública italiana). Mientras creaba allí su obra Fontana Mix, Cage se quedó sin blanca. Llevaba semanas en casa de Berio en un estado de casi indigencia, sin siquiera recursos para volver a Estados Unidos. Fue entonces cuando Berio y Umberto Eco le sugirieron la posibilidad de aprovechar sus conocimientos sobre setas para participar en Lascia o raddoppia e intentar ganar algún dinero. Parecía una idea descabellada, pero Cage se presentó y a lo largo de cinco programas se llevó el premio gordo. Los cinco millones de liras le permitieron no sólo regresar a su país, sino también comprarse un piano e incluso adquirir una furgoneta para la compañía de danza de su amigo Merce Cunningham.
Existe cierta controversia acerca de la profundidad real de los conocimientos que Cage tenía sobre las setas, una pasión surgida en 1954 cuando el compositor se había mudado a Stony Point, en el valle del Hudson, un paraje rodeado de espléndidos bosques. Hay quien especula incluso con que Berio y Eco, que en aquel entonces colaboraban en la televisión pública italiana, pudieron hacerse con las preguntas del concurso y se las pasaron a Cage, quien tendría así preparadas las respuestas por adelantado. Pero son sólo suposiciones. La fascinación de Cage por las setas quedó refrendada en 1972 por su Libro de las setas, constituido por textos del compositor, notas botánicas de Alexander H. Smith y litografías de Lois Long representando varias especies de setas. Los textos de Cage superponen y entremezclan de manera aleatoria extractos de libros sobre setas, recetas de cocina, citas del Diario de Thoreau (sobre hongos) y «mesósticos» sobre nombres de setas (los «mesósticos» son construcciones literarias inventadas por Cage, que pueden describirse como híbridos entre el acróstico y el crucigrama).
Es una lástima que no exista ningún testimonio audiovisual del paso de Cage por Lascia o raddoppia. Esta laguna se debe a una doble circunstancia. En primer lugar, la RAI no guardó copia de todas las emisiones de Lascia o raddoppia al considerar que, pese al éxito, se trataba de un programa de puro entretenimiento. Si existió alguna copia, ésta desapareció en todo caso en el saqueo continuado al que estuvo sometido durante décadas el archivo histórico de la RAI debido al inexistente control sobre sus fondos. La presencia de Cage en el programa se puede reconstruir a partir de las crónicas y las fotos que salieron publicadas en las páginas de la prensa de aquella época. Ha sobrevivido también la grabación audio del último programa, cuya transcripción se ofrece en la página www.johncage.it, que ha sido una fuente valiosa a la hora de escribir este artículo.
Gracias a estos testimonios sabemos también que Cage tuvo la oportunidad de hacer algo inconcebible en la televisión actual: interpretó en horario de máxima audiencia algunas de sus piezas, entre ellas Water Walk, donde empleaba piano, gong, aparatos de radio, una bañera llena de agua, batidora, olla a presión, silbato y otros objetos de uso cotidiano. Las fotos en los periódicos italianos de la época le retratan en medio de semejante parafernalia junto a un desconcertado Mike Bongiorno.
Con su aire extravagante y su sonrisa candorosa, Cage se granjeó la simpatía de los telespectadores italianos. En su despedida, el compositor se dirigió a las cámaras y dijo: “Me voy, pero mi música se queda.” Pensando quizá en hacerle un cumplido, Bongiorno apostilló: “Señor Cage, sería mejor si se quedara usted y se marchara su música.”
Stefano Russomanno
Arriba: foto publicada en la revista “Radiocorriere-Tv” nº 7 (15-21 de febrero de 1959), donde John Cage enseña al presentador Mike Bongiorno los instrumentos de una de sus piezas durante el programa televisivo “Lascia o raddoppia”.
Abajo: John Cage recogiendo setas en el bosque’. William Gedney Photographs and Papers, David M. Rubenstein Rare Book & Manuscript Library, Duke University.