Colom y Mompou: treinta años después
Frederic Mompou:
Música callada. Cantar del alma / Josep Colom, piano. Cecilia Lavilla Berganza, soprano / Eudora. 1 SACD. 69:50.
Aunque no sea suficientemente conocido por el gran público, Frederic Mompou es uno de los mayores artistas del siglo XX español. Debería estar a la misma altura “oficial” que sus contemporáneos Miró, Dalí o Nonell, pero nunca fue del gusto del nacionalismo por lo que quedó apartado de los mitos catalanistas. Siempre tuvo mayor audiencia en Francia, quizás porque allí estudió y vivió durante muchos años. Sólo se instaló en Barcelona a partir de 1941 huyendo de los nazis en Francia y una vez eliminado el peligro de los comunistas en España. Los franceses, además, siempre han tenido mucha consideración por la ascendencia francesa de su madre, hija de Jean Dancausse, célebre fundidor de campanas. Se dice que el sonido del taller dejó huella en el niño Mompou y él mismo escribió sobre un acorde de sonoridad metálica que unificaba disonancia y consonancia.
Josep Colom ya había grabado esta colección de perfectas miniaturas hace treinta años. La suya, una integral editada por Mandala (Harmonia Mundi), sigue siendo la versión canónica. Treinta años más tarde, los cuatro cuadernos que Mompou fue escribiendo de 1951 a 1967, cobran una nueva lectura. La concepción es idéntica, con algunos matices en la velocidad y la digitación. Pero ha cambiado mucho la sonoridad, con una toma de sonido y un piano mucho mejores que los de la versión de 1991.
Como es bien sabido, la noción de música callada le vino a Mompou por los célebres versos de San Juan de la Cruz en el “Cántico espiritual” que celebra la música callada y la soledad sonora. Como complemento, la nueva edición incluye el “Cantar del alma” con el texto místico en la voz de Cecilia Lavilla.
Mompou se defendía del menosprecio de la vanguardia tontuna diciendo que, en efecto, su música pertenecía al futuro. Quizás el futuro ya ha llegado. Este precioso disco así lo afirma.
Félix de Azúa