Cóctel británico
BRITISH PIANO CONCERTOS:
Obras de Addison, Bush, Maconchy, Searle, Rubbra, Benjamin. Simon Callaghan, piano. BBC NOW. Dir.: Martyn Brabbins / LYRITA
BRITISH MUSIC FOR STRINGS (III):
Obras de Smith, Spain-Dunk, Warren, Gipps / Südwestdeutsches Kammerorchester Pforzheim. Dir: Douglas Bostock / CPO
Una necrológica publicada esta semana en el Times sobre Joseph Horovitz (1926-2022) afirma que él mismo no acababa de decidirse sobre si era un compositor de música seria o ligera. Lo mismo podría decirse de buena parte de sus contemporáneos británicos. Un inesperado álbum de conciertos para piano escritos a mediados del siglo pasado ofrece un cóctel de gambas de música excepcionalmente competente, aunque sin demasiados nutrientes intelectuales.
El compositor de música para cine John Addison escribió una jovial Suite Wellington para su antigua escuela pública. El Concertino de Arthur Benjamin es una Rhapsody in Blue británica, y bastante buena, por cierto, al igual que la de Elizabeth Maconchy, que se sitúa en una línea a medio camino entre Hindemith y Martinu. El Concertante de Humphrey Searle es una lección de serialismo en cuatro minutos; y la Nature Song de Edmund Rubbra hace lo que se dice en el estuche, más o menos. Pero la delicia más cautivadora de esta caja es un homenaje al compositor del siglo XVIII Thomas Arne por el activista antinuclear Geoffrey Bush. Ninguno de tus amigos será capaz de reconocer en qué siglo fue escrito. La mayoría de estas obras son primeras grabaciones mundiales, y están elegantemente interpretadas por Simon Callaghan con la Orquesta Nacional de Gales de la BBC, dirigida por Martyn Brabbins.
Por su parte, el sello alemán CPO hace sonar los huesos de los esqueletos de mujeres británicas. Ethel Smyth, que está teniendo recientemente un amplio renacimiento, convence con su poco conocida Primera suite para orquesta de cuerda, una suerte de paseo straussiano por los bosques de Hansel y Gretel. Constance Warren (1905-1984) enseñó música en Birmingham y compuso Heather Hill para orquesta de cuerdas, con ecos de Lark Ascending. Me entusiasma menos Cringlemere Garden, de Ruth Gipps.
Sin embargo, la autora que más me ha llamado la atención es Susan Spain-Dunk (1880-1962), una compositora de la Costa Sur más elgariana que britteniana que sufrió rudos desplantes por parte de la BBC. Su Suite para cuerdas, y un Lamento posterior, poseen la profundidad y la personalidad que marcan a una compositora de raza.
Douglas Bostock ha desempolvado estos tesoros con su orquesta de cámara de Pforzheim. Si el sol brilla esta Semana Santa, escúchelas antes del mediodía. Ninguna de estas compositoras encaja en ningún estuche conocido.
Norman Lebrecht