Christopher Nupen (1934-2023), honestidad artística filmando música
En marzo de 1966, la BBC realizó su primer filme de música clásica. Una apuesta arriesgada promovida por su responsable de programación, Huw Wheldon, y por David Attenborough. Los protagonistas serían dos jóvenes pianistas casi desconocidos, Daniel Barenboim y Vladímir Ashkenazi, que iban a colaborar juntos por vez primera en el Concierto para dos pianos, de Mozart.
El director del filme era un completo debutante. Se llamaba Christopher Nupen y era un guitarrista de origen sudafricano inmerso en una nueva carrera como productor radiofónico. Había debutado con éxito, en 1962, en un documental para BBC Third Programme sobre la Accademia Chigiana, donde estudiaba con Andrés Segovia. Pero su primera aventura televisiva lo catapultó.
En Double Concerto combinó la filmación de la actuación en directo de los dos pianistas y la English Chamber Orchestra con una película sobre su preparación. Y con ello inventó una nueva forma de filmar la música. Lo confirmaron dos importantes premios televisivos: el Golden Prague y el Golden Nymph de Montecarlo. Creó su propio equipo con el camarógrafo David Findlay y el editor Peter Heelas. Y fundó poco después una compañía independiente, Allegro Films, donde realizó más de setenta películas hasta 2017.
Leímos esta historia, en 2019, dentro de su libro Listening Through the Lens (Kahn & Averill) y después pudimos verla en un documental con el mismo título dirigido por Matthew Percival. Ese documental se estrenó en BBC Four, en octubre de 2021, y está disponible en la plataforma Medici.tv junto a toda su extensa filmografía. Noventa minutos en donde no sólo escuchamos a muchos de los protagonistas de sus películas (Barenboim, Ashkenazi, Pinchas Zukerman, Itzhak Perlman, etc.), sino también a varios nombres destacados del mundo audiovisual, como al propio Attenboroug.
Nupen llegó a Londres desde Johannesburgo, en 1955. Se dedicó a ver conciertos e incluso visitó Viena para asistir a la reapertura de su Ópera Estatal. Allí conoció a la soprano Lotte Lehmann y la convirtió en su referente artístico. Estudió en el Spanish Guitar Centre con Len Williams. Y compartió piso con su hijo, el guitarrista John Williams, donde conoció a una nueva generación de talentos musicales, que pronto protagonizaron sus películas, como la violonchelista Jacqueline du Pré.
Esa relación personal con los músicos fue crucial en sus filmes, como también el instinto artístico de combinar narración biográfica e interpretación musical. Poseía además una innata capacidad para aprovechar los adelantos técnicos. Y la adopción de las ligeras y silenciosas cámaras Arriflex de 16 mm. le permitió realizar tomas muy creativas que captaban la esencia de una interpretación musical de una forma completamente nueva.
Lo comprobamos en sus películas sobre Andrés Segovia y Nathan Milstein. Pero también en títulos tan famosos como La trucha y El espíritu donde filmó a sus grandes amigos Barenboim, Du Pré, Perlman y Zukerman. Sin olvidar sus fantásticos filmes sobre compositores (de Schubert a Piazzolla), sobre pianistas como Evgeny Kissin y Alice Herz-Sommer, e incluso acerca de obras contemporáneas, como Elegías por la muerte de tres poetas españoles, de Cristobal Halffter. No obstante, Du Pré fue siempre su favorita. “Era maravillosa e irradiaba una honestidad artística que la distinguía”, me confesó en 2017 durante una entrevista. Esa misma honestidad artística siempre presidirá todas y cada una de sus películas.
Pablo L. Rodríguez