Charles Mingus, la eterna modernidad de un gigante de 100 años
Pocos nombres entre los más importantes de la historia del jazz tienen la misma importancia como compositores, como instrumentistas y como líderes de banda: Duke Ellington, Charlie Parker, Thelonious Monk, Miles Davis o John Coltrane, por ejemplo, son igualmente relevantes sea cual sea el ángulo desde el que se los mire. Lo mismo ocurre con Charles Mingus, un músico tan personal e influyente como instrumentista, como genial en su faceta de compositor, o referencial entre los grandes ideólogos y líderes de formación en la historia del género. Mingus era un genio, uno de los pocos jazzistas a quienes se les puede colgar tan pesada etiqueta sin miedo a que esta le quede grande. Hoy, recién cumplido el centenario de su nacimiento, reivindicar su figura es tan necesario como siempre, más allá de su biografía y sus álbumes clásicos; más allá de Mingus el activista, el compositor visionario, el referente de la autoedición, el personaje iracundo, el instrumentista portentoso… Más allá de todos ellos está Mingus, un genio poliédrico cuyo legado es, sin duda, uno de los más ricos de la música del siglo XX.
CHARLES MINGUS:
The Lost Album From Ronnie Scott’s. RESONANCE (2022)
El principal hito discográfico de la celebración de su centenario (y desde ya mismo podemos calificarlo como uno de los álbumes más importantes entre los publicados este año) es The Lost Album From Ronnie Scott’s, un disco triple grabado en una época de Mingus poco documentada, y que aporta enormemente a su discografía. No hay atisbo de hipérbole injustificada en estas palabras: donde otros muchos lanzamientos de grabaciones inéditas son, aunque a menudo excelentes, poco más que anecdóticas en general, aquí nos encontramos con un álbum puro y duro, grabado de manera profesional y con intención de ser publicado originalmente.
En 1972, Charles Mingus vivía un auténtico renacimiento, tras un periodo de oscuridad personal y semi-retiro profesional en la segunda mitad de la década de los 60. El regreso en 1970 fue más gradual que explosivo, pero 1971 llegó cargado de hitos, posicionándolo de nuevo en primera línea y otorgándole un prestigio incluso mayor que en décadas anteriores gracias a la concesión de una beca Guggenheim de composición y la publicación de su libro de memorias Beneath The Underdog (que será, por fin, reeditado próximamente en nuestro país por la editorial Libros del Kultrum, tras permanecer descatalogado casi veinte años), además de la salida de su monumental álbum Let my Children Hear Music y de que su música traspasase las fronteras del género, con la creación de The Mingus Dances de mano del importante coreógrafo y bailarín Alvin Ailey. Sin embargo, a pesar del renovado interés por Mingus y su música, en esta época el jazz había cambiado; ya no era la música popular de décadas pasadas y las mutaciones eléctricas habían tomado las primeras filas, relegando a muchos de los grandes músicos a públicos reducidos y especializados. Esto explica la radical decisión de Columbia de cancelar todo su catálogo de jazz en 1973 (a excepción de Miles Davis), dejando a Mingus sin sello, y a las grabaciones que forman The Lost Album From Ronnie Scott’s archivadas hasta hoy, 50 años después.
La importancia histórica de este material está más que clara, pero su importancia musical no es menor: a pesar de ser una grabación en directo, nada tiene que ver con la interpretación rutinaria o revivalista de otros tiempos de Mingus, sino con una extensión natural de los caminos abiertos por el contrabajista, que siempre miró hacia adentro —hacia ese universo personal y característico—, pero también siempre hacia adelante. Con un repertorio que incluía renovadas versiones de temas clásicos como Orange Was The Color Of Her Dress, Then Silk Blues o Fables Of Faubus, y nuevas composiciones como The Man Who Never Sleeps o Mind-Readers’ Convention In Milano (tema publicado oficialmente por primera en este álbum), el grupo de Mingus en el verano de 1972 era una perfecta representación de sus Jazz Workshops, en los que cada tema se convertía en un periplo creativo apoyado en la dirección del contrabajista y en la libertad e interacción de sus músicos.
En el extraordinario sexteto registrado en The Lost Album From Ronnie Scott’s encontramos a viejos colaboradores del líder, como el saxo alto Charles McPherson; músicos que lo acompañaban desde su regreso en 1970, como el saxo tenor Bobby Jones; o incorporaciones más recientes, como el pianista John Foster, el baterista Roy Brooks o un jovencísimo Jon Faddis a la trompeta, a quien Mingus estaba dando algunas de sus primeras oportunidades profesionales.
Las casi dos horas y media de música que contiene The Lost Album From Ronnie Scott’s sirven para recordar, con oídos frescos, lo enormemente vigente que sigue la música de Mingus, y lo excitante que aún resulta, además de encajar a la perfección como una de las grandes obras de última etapa de la discografía de Mingus. Si se hubiese publicado en su momento, hoy sería un clásico de la época. ¶
Yahvé M. de la Cavada
(Artículo publicado en el nº 385 de SCHERZO, de junio de 2022)