CASTILLA Y LEÓN / Conciertos de Lucas Macías con la OSCyL Joven en Atapuerca y Valladolid
Burgos. Yacimientos de Atapuerca. 17-VII-2024. Valladolid. Auditorio Miguel Delibes. 18-VII-2024. Joven Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Dirección: Lucas Macías. Violín: Roxana Wisniewska. Obras de Corigliano y Brahms.
La Fundación Atapuerca organizó uno de los conciertos del ciclo de su 25º aniversario en el epicentro mismo de su materia de investigación, es decir, en los yacimientos in situ. Se unen de este modo, de forma simbólica pero significativa y hermosa, 800.000 años de cultura humana, desde la industria lítica del homo antecessor, hasta una de las cimas del arte del sapiens sapiens, como es la música del Romanticismo europeo y, en concreto, ese invento primordial de la raza humana: la orquesta sinfónica. El mismo concierto, con el añadido del Concierto para violín de Corigliano, tuvo lugar al día siguiente en el Auditorio Miguel Delibes, de Valladolid.
La reina, doña Sofía, presidenta de honor de la Fundación Atapuerca, asistió a la experiencia sonora de escuchar música junto a la trinchera de los yacimientos. La ocasión, al aire libre y con megafonía, dibujaba un atardecer cálido y poético entre el boscaje de encina y roble y generosos trigales aún sin segar. Si bien las condiciones acústicas son las que son, el significado artístico y humano de una cuarta de Brahms, obra certeramente bucólica, a unos metros de la Sima del Elefante, se erige en un sentimiento muy especial y diferente a cualquier otro concierto.
Sobre Lucas Macías, ya escribí en estas páginas que un solista de su categoría y experiencia en el máximo nivel, posee necesariamente el conocimiento y la intuición de un director de orquesta con personalidad. En concreto, ya en el Delibes, vimos en Brahms que su OSCyL Joven asimiló bien sus enseñanzas en cuanto a varias cosas: su intuición melódica y de fraseo, forjada en la práctica del oboe; en la necesidad de hacer que una sección respire, o no respire; o en la manera en que un solista o una sección entera entra en una nota y sale de ella.
La OSCyL Joven, proyecto felizmente retomado hace un par de años, parece consolidarse e ir alcanzando un nivel brillante. El director David Fernández Caravaca ha trabajado duro con los muchachos en el último mes para ceder una batuta en forma a Lucas Macías en el concierto final de su encuentro, que contó con la presencia de la vallisoletana Roxana Wisniewska, miembro de la Filarmónica de Berlín desde el año pasado. Quienes no conocíamos a esta violinista acabamos de solicitar, aún emocionados e impresionados a partes iguales, el ingreso en su club de fans. Con el Concierto para violín de Corigliano en el atril, obra complicada en todos los niveles, demostró que es uno de esos músicos completos que lo tienen todo en cuanto a virtuosismo, expresividad y un sentido musical apabullante, pero además, Wisniewska, como solista, está pendiente de todo, no se le pasa nada de lo que ocurre en el escenario y, a pesar de estar centrada en tocar su parte en una obra tan poco habitual, se adapta a cuantos movimientos surgen en la OSCyL Joven con soltura, flexibilidad y naturalidad. Evidentemente, una artista local, hija de Wioletta Zabek, persona que goza de gran aprecio en Castilla y León (pues fue concertino de la OSCyL durante más de veinte años), fue despedida con una ovación no sólo merecida, sino también cariñosa. Fue un lujo para los jóvenes músicos tocar con ella a las órdenes de Macías. La formación castellano-leonesa sigue en su línea ascendente, creciendo con directores invitados y solistas de primera fila.
Enrique García Revilla