CARTAGENA / Atención, musicalidad y destreza: David Grimal con la ÖSRM
Cartagena. Auditorio El Batel. 26-II-2021. Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia. Director y violín: David Grimal. Obras de Beethoven y Mendelssohn.
Se mantiene en el recuerdo de los aficionados de Cartagena la primera visita de David Grimal en la temporada 2018/2019 dirigiendo y concertando con la ÖSRM por la sorpresa que significó su versatilidad como violinista y director, llegando a un punto de enorme entendimiento con el conjunto orquestal en la interpretación de un programa monográfico dedicado a Beethoven, que estuvo integrado por su extraordinario concierto para violín y la universal Quinta sinfonía. En esta ocasión, ha sido la más famosa obra concertante de Felix Mendelssohn, su Op. 64, que ha precedido a la Cuarta sinfonía del músico de Bonn.
Con un inicio en la que su articulación sobre el diapasón apuntaba en algunos instantes leves desajustes de afinación, se podía pensar que no se iba a repetir la excelencia que supuso aquella magistral actuación de hace dos años. Tales inconvenientes se fueron haciendo menos frecuentes conforme avanzaba la interpretación, asentándose cada vez más y mejor la musicalidad que atesora este violinista. Esta vino a implantarse definitivamente, con la seguridad que requiere un ejercicio virtuoso, en la cadencia del apasionado Allegro inicial que sirvió para serenar tensiones y regularizar respuestas expresivas. Conseguidas éstas, el Andante central sirvió para que Grimal pudiera lucir en su instrumento todo el lirismo que pide este movimiento. En el Allegro final Grimal alcanzó plena normalización en ese deseable equilibrio entre técnica y calidad musical, demostrando cómo la velocidad de ejecución no fue en momento alguno un hándicap para la precisa claridad de articulación y fraseo demostrada. Los aplausos del público, implementados con algunos bravos, llevaron a que, como bis, tan excelente violinista ofreciera una serena página de Johann Sebastian Bach como ya hiciera en su anterior visita.
La oportunidad de experimentar la escucha y la visión de una orquesta sin director volvía a presentarse con la sinfonía de Beethoven, desarrollada desde la mente brillante de David Grimal y su ponderada visión de conjunto de la obra que, en cada detalle, se demostraba en el dominio técnico de su instrumento que conectaba con la orquesta como impulsor del discurso. Mantuvo así su liderazgo basado en una determinante capacidad de comunicación, un indiscutible conocimiento de la frescura y espontaneidad de los distintos temas de esta preciosa pieza sinfónica, y ese respeto y característica amabilidad hacia los profesores de la ÖSRM, cualidad ésta que tiene más que asumida y experimentada felizmente con Les Dissonances, orquesta que él fundó y ha situado en un lugar preeminente entre las formaciones integradas por seleccionados músicos originariamente freelancer hasta su consolidación desde 2008 como residente de la Ópera de Dijon.
La ÖSRM ha sabido aprovechar el modo de hacer música de este intérprete entregándose a sus planteamientos, que formalmente no discurren lejos de ese imaginable espíritu tardo-barroco que caracterizó en distinto grado el mundo orquestal de las cortes centroeuropeas desde mediado el siglo XVIII y que tuvo su gran referente a la Orquesta de la Capilla de la Corte de Mannheim. Todo un catálogo de articulaciones en métrica y dinámica se pusieron al servicio de la música beethoveniana sin menoscabo alguno del mensaje, manteniéndose siempre una brillantez expresiva de alto nivel, lo que redundó, como hace dos años, en una notable exhibición musical colectiva sustentada en una atenta interacción camerística de los miembros de la orquesta, bien orientada y ensamblada desde el fluir sonoro del violín de David Grimal convertido en imaginaria batuta.