OVIEDO / Carmen corneada y pateada, por Nuria Blanco
Oviedo. Teatro Campoamor. 24-I-2019. Bizet, Carmen. Pablo Battaglia, José Manuel Díaz, Alejandro Roy, David Menéndez, Javier Galán, Albert Casals, Sofía Esparza, Anna Gomà, Varduhi Abraharmyan y María José Moreno. Orquesta Oviedo Filarmonía. Coro de la Ópera de Oviedo. Director musical: Sergio Alapont. Director de escena: Carlos Wagner.
La Temporada de Ópera de Oviedo llega a su fin con otro fiasco escénico. Resulta llamativo que dos de los cinco títulos ofrecidos hayan sido fuertemente pateados, algo que lamentablemente no sorprende, y es que urge un cambio de rumbo en la entidad asturiana. Precisamente, su director general y artístico, Javier Menéndez, deja su puesto para desarrollarlo ahora en el Teatro de la Maestranza. En el caso de Carmen, volvemos a encontrarnos ante una “relectura” de un clásico, poniéndose una vez más por delante las ideas de un director de escena, por más que estas sean incongruentes, forzadas y carentes de sentido.
Carlos Wagner ubica la escena en un ambiente vacío y en penumbra, para nada andaluz, donde el negro lo cubre todo, con unas pretendidas referencias a Goya y el uso de elementos como el capirote, ceñido hasta debajo de los ojos, con el que la pobre Carmen tuvo que cantar a ciegas además de atada a la espalda con una larga soga. Nada fácil se lo puso a los intérpretes, que además tuvieron que realizar ridículas coreografías teniendo que estar más preocupados por la sincronización de sus movimientos que por la interpretación vocal. Por otro lado, Carmen muere corneada por un minotauro, en una descabellada mezcla de toro y Don José, en una escena no apta para veganos donde se trasladan en carretilla los pedazos del animal descuartizado.
Varduhi Abraharmyan como Carmen poco tiene que agradecerle pues, a pesar de su interesante voz de mezzo y desparpajo escénico, tuvo que escuchar un sonoro pateo en sus saludos finales, que se hicieron estruendosos a la salida del mencionado director escénico. Alejandro Roy en el papel de Don José dio muestras de su potente y segura voz, aunque echamos en falta delicadeza en algunos momentos. David Menéndez, por su parte, interpretó a Escamillo con mucho arte, mientras que Paolo Battaglia fue un magnífico Zúñiga, con una preciosa voz.
La indiscutible protagonista de la noche fue María José Moreno [en la foto] como Micaela quien, poseedora de un precioso instrumento que controla con enorme inteligencia, dio muestras de un exquisito gusto interpretativo. El resto del reparto realizó correctamente su trabajo. La Orquesta Oviedo Filarmonía estuvo discreta bajo la batuta de Sergio Alapont y el Coro de la Ópera destacó más en lo escénico que en lo vocal. El Coro infantil Divertimento, actuó muy por debajo de los niveles de calidad sonora ofrecidos en anteriores ocasiones.
Nuria Blanco Álvarez