CARDEDEU / Víctor Braojos, un pianista de presente y de futuro
Cardedeu. Teatro Auditorio. 25-III-2022. Víctor Braojos, piano. Obras de Bach, Brahms, Miró, Liszt, Granados, Debussy.
A sus 26 años, el pianista Víctor Braojos, nacido en la localidad barcelonesa de Cardedeu, forma parte de esa generación de intérpretes españoles a la que pertenecen, entre otros, Eudald Buch (1997), Mar Valor (2000) o Martín García (1996) —tercer premio del último Concurso Internacional Chopin de Varsovia—, quienes están forjando un esperanzador futuro para nuestro pianismo. En el caso de Braojos, formado en la ESMUC de Barcelona y en la Guildhall School de Londres, su ciudad de residencia, nos encontramos ante un pianista profundamente analítico y con una clara predisposición hacia el repertorio romántico, del que sabe elaborar un relato de bellísima factura por la intensa carga emocional que desprende.
La capacidad de análisis antes aludida quedó expuesta a lo largo de la extensa Partita nº 2 de Bach, clara en el articulado, bien definida en la forma, limpia en la ejecución de los ornamentos y contrastada en sus voces, pese a optar por un sonido equilibrado alejado tanto de los excesivos efectos en las dinámicas como de un uso del pedal prácticamente inexistente. Posteriormente interpretó los 3 Intermezzi op. 117 de Brahms con una dicción clara y con un dominio de la s dinámicas que le permitían recalar en toda la poética del compositor alemán. Un Brahms en su justa medida de carga emocional y expresiva.
Tras interpretar el refinado Epitafio del compositor Marc Miró (1993), que integra junto a las obras de recital su reciente grabación discográfica elaborada durante los meses de la pandemia (Shreds of Light), Braojos afrontó la Sonata en Si menor de Liszt. Esta pieza acompaña desde hace años al pianista, por lo que se siente con ella muy a gusto en su complejo relato. Impecable a nivel técnico: claridad de ejecución en las octavas, fortaleza en los ataques de los acordes del grandioso, precisión en el fugato, dominio de los pianissimi, de los silencios, articulación precisa en arpegios y trinados… Pero si algo destacó por encima de todo fue su capacidad de mantener un discurso heroico, vehemente y también poético, que atrapa por su enorme potencia expresiva y que evidencia un buen gusto y una personalidad interpretativa.
Fue una versión de de muchos quilates, previa a la interpretación, ya fuera de programa, del delicioso Epílogo de las Escenas Románticas de Granados y de las Pagodas de Debussy, en las que Braojos nos transportó a esa sugerente atmósfera de timbres y de armonías tan sabiamente creadas por el compositor francés.
Lluís Trullén