Cacofonías: perros y rabia
Buscas artes para recomendar y te encuentras con periodistas. No, colegas, no. Aunque me gustaría ser colega de mucha gente de ese gremio, es mejor permanecer en el margen porque la compañía restante es numerosa y ladra con ferocidad. Así que me desvío, y no busco la última ópera que nos ofrece el Teatro Helikon (hablaremos de Mazepa, no ahora) o de La Ciociara, ópera de Marco Tutino (tampoco ahora, pero sí pronto), o de L’Orfeo de Alessandrini y Wilson en Milán (lo mismo, en fin).
Y es que son tantos los periodistas que jalean la insania de la llamada la oposición que me hago preguntas.
No tanto porque se acuse al Gobierno de aquello en lo que incurre el nibelungo deseoso de recuperar la carrera que se le ha arrebatado sin legitimidad, solo con votos.
No solo, ni siquiera que están preparando, contra toda prudencia y toda lógica, el asalto final para la sanidad privada, esto es, el negocio de los amigos, tal como definía Stligitz ese tipo de capitalismo, el capitalismo de la pandilla de amigos, el crony capitalism; el capitalismo de la colla del Pujolone (¿verdad que suena a ópera de Rossini?). El capitalismo de la secuencia y circulación de las élites; élites no en el sentido intelectual, artístico o moral, qué va: élite en el auténtico sentido de la palabra, ser de familia poderosa o estar a su servicio para acabar tan forrado como aquellos.
¿Nos podemos imaginar lo que estaría ocurriendo en España, en Europa, si la sanidad fuera solo privada? Felizmente, está prohibido comprar armas, solo faltaba.
(¿Por qué dicen sin complejos si quiere decir sin escrúpulos?).
Así que me hago preguntas. Estos colegas ¿lo hacen, lo escriben gratis? Y de no ser así, ¿cuánto se puede pagar, teniendo en cuenta que, por lógica, aunque sean muchos los autollamados, tienen que ser pocos los elegidos? ¿O acaso hay fondo de reptiles para todos, correa sin límites para tanto perro? ¿Habrá cargos en el interior y el exterior para tanto aspirante una vez asaltadas por los buenos y desalojadas esa Moncloa y aquella Carrera de San Jerónimo ocupadas por los malos?
Dice uno de esos míseros del teclado que el Gobierno quiere que la cosa del virus y el hundimiento económico vaya a peor, porque para el Gobierno eso es mejor. Caramba. No importa que la ciudadanía sepa que no es así, sino al contrario: necesitan más hundimiento económico y más muertos. Olvida IFEMA, lástima que no le pueda imputar a los malos. No importa, porque se está llamando al odio, y el odio no escucha desmentidos. La verdad es un perro que hay que encerrar en la perrera, como creía el bufón de Lear. Ya hay otros perros: los nuestros. Quiero decir: los de ustedes. Según encuestas, en Madrid les está saliendo bien. Ánimo.
Es tanto el terror a que de veras despertemos de la pandemia en una sociedad distinta y mejor que, con tal de evitarlo, no habrá pan genovés para tanto chorizo (no siempre digital).
En cuanto a la epidemia… bueno, tienen amigos como Trump, Bolsonaro, Salvini o bien Orbán que les pueden dar consejos, llegado el caso. Esos lo hacen muuuuy bien.
Santiago Martín Bermúdez