BTHVN en Grabaciones (V): Buchbinder, o Beethoven como panóptico
Las Variaciones “Diabelli” muestran la capacidad de Beethoven para mirar al pasado y predecir el futuro, a partir de un vals coetáneo. Ese vals funciona, para Rudolf Buchbinder, como un panóptico dentro de la obra del compositor de Bonn, aunque también esa composición lo es de su propia trayectoria como pianista. De este cruce de caminos surge su proyecto “Diabelli 2020”, una grabación discográfica donde la música de Beethoven dialoga con su tiempo, pero también con el nuestro, y un libro que combina el relato biográfico del compositor alemán con la autobiografía del pianista austriaco. Ambos protagonizaron la columna Grabaciones en la revista impresa, el pasado mes de mayo. De hecho, las restricciones de movilidad derivadas de la emergencia sanitaria acaban de impedir a Buchbinder presentar este proyecto en Madrid dentro del ciclo Fronteras del CNDM, el 12 de diciembre.
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El pasado 3 de marzo, el pianista austríaco Rudolf Buchbinder (Litoměřice, antigua Checoslovaquia, 1946) tocó las Variaciones “Diabelli” op. 120, de Beethoven, en la Sala Dorada del Musikverein. Era su centésima interpretación en concierto de una composición que ha vertebrado su vida. Surgió, en 1819, tras la maniobra comercial del editor Anton Diabelli, que solicitó a numerosos compositores una variación de uno de sus valses. Cincuenta músicos le enviaron su contribución (entre ellos Schubert y un jovencísimo Liszt), pero Beethoven se desmarcó del resto con una asombrosa colección de treinta y tres variaciones o “transformaciones”. Diabelli publicó la magna antología beethoveniana. Y, poco después, convirtió el resto de las contribuciones en un segundo volumen invocando una ficticia Vaterländischer Künstlerverein (“Asociación Patriótica de Artistas”). Buchbinder repasa su relación con la obra en su libro El último vals. 33 historias sobre Beethoven, Diabelli y tocar el piano, que acaba de publicar la editorial Amalthea en alemán e inglés.
Comienza su recorrido, en 1960, cuando su maestro, Bruno Seidlhofer, le dedicó una edición Wiener Urtext de las variaciones beethovenianas. En la Academia de Música vienesa coincidió con referentes como Friedrich Gulda y Martha Argerich, que le llamaban “el niño”. Dos años más tarde, el joven Buchbinder participó en un recital académico sobre el proyecto Diabelli. Tocó la primera mitad de la antología de la “asociación patriótica” siguiendo su orden alfabético.
Comprendió entonces su estrecha relación con la obra de Beethoven. Por esa razón, cuando Teldec le invitó a grabar las variaciones beethovenianas, en 1973, no dudó en ser el primer pianista en añadir, además, las otras variaciones del medio centenar de compositores. Volvió a registrar el opus 120, en 1976, dentro de una integral de las variaciones de Beethoven. Y terminó bautizado por su admirado colega Alexis Weissenberg como “el señor Diabelli”.
El pianista austriaco acaba de publicar su tercera grabación de la magna colección de 33 variaciones de Beethoven. El lanzamiento combina su debut en Deutsche Grammophon con la conmemoración del 250º aniversario del compositor. Pero se trata, al mismo tiempo, de un proyecto conceptual, titulado “Diabelli 2020”, que presentó en el referido recital del Musikverein. No sólo recupera sus ocho variaciones predilectas de la “asociación patriótica”, sino que también ha estrenado once nuevas variaciones encargadas a compositores actuales. El libro permite comprender la evolución del proyecto, que surgió a partir del Grafenegg Festival. Y muestra su profunda comprensión de la obra de Beethoven, cuyo autógrafo fue adquirido, en 2009, por la Beethoven-Haus Bonn con su ayuda.
En su nueva grabación, Buchbinder eleva la unidad orgánica de las Variaciones “Diabelli”. Lo escuchamos desde el empuje del tema inicial hasta la transformación final de la variación 33. Un trayecto donde Beethoven desmantela el material motívico original y crea un mundo nuevo con referencias tanto al pasado (Bach y Mozart) como al futuro (Brahms). De la selección del Vaterländischer Künstlerverein, destaca la maravillosa canción sin palabras de Schubert. Y, entre los compositores actuales, Jörg Widmann convierte su Diabelli-Variation en un chispazo de genialidad con guiños tanto a la Marcha Radetzky del patriarca de los Strauss como al boogie-woogie de Chuck Berry. Un verdadero panóptico pianístico con Beethoven en el centro.