BTHVN en Grabaciones (IV): Currentzis, o Beethoven con esteroides

El premio al disco más controvertido de este año del 250° aniversario de Beethoven se lo lleva la Quinta sinfonía de Teodor Currentzis al frente de su grupo musicAeterna (Sony Classical). El autor de esta columna opinó en la revista impresa de abril acerca de este nuevo lanzamiento. Lo hizo tras haber viajado a Perm, en 2018, y conocer de primera mano el trabajo del director greco-ruso. Por cierto, que la publicación de su grabación de la Séptima sinfonía se ha retrasado hasta el 9 de abril de 2021.
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Teodor Currentzis habla mentalmente con ese “sordo loco” que era Beethoven. Lo reconoció durante una entrevista con SCHERZO en su opulento despacho de la Ópera de Perm, en junio de 2018. Es su forma de comprender las verdaderas intenciones del compositor que considera más avanzado. Sony Classical publicará, el próximo 3 de abril, el primer resultado fonográfico de esa “conversación” con el compositor de Bonn, como parte de la conmemoración de su 250º aniversario. Una Quinta sinfonía con la excelente orquesta de instrumentos de época musicAeterna, a la que seguirá una Séptima en otoño, que no dejará a nadie indiferente. De momento, el anuncio de este disco de 31 minutos (!) ha acaparado las portadas del mes de marzo en dos de las principales revistas europeas de música clásica: la británica Gramophone y la francesa Diapason.
El director greco-ruso aspira a traer al presente el verdadero espíritu de la música pretérita. No se trata de recuperar un sonido de época, sino de escuchar cada composición como la imaginó su creador. Pone un ejemplo: “A veces alguien toca una obra mía y, aunque no esté de acuerdo con la interpretación, la acepto como la única oportunidad que tengo para escucharla. El problema es que, pasados cien años, alguien piense que esa era la forma correcta de tocarla”. Currentzis cree firmemente en su intuición para distanciarse de todos los directores, que divide entre reproductores e historiadores, y convertirse en un “poeta”. Una estudiada megalomanía que elude cualquier tradición interpretativa en aras de la creatividad.
La presente grabación de la Quinta sinfonía se realizó en el Konzerthaus de Viena, en agosto de 2018. Para su producción, Sony ha combinado tomas tradicionales con tecnología puramente analógica. Una demanda del director greco-ruso que ambiciona alcanzar un sonido más vivo e íntimo. Acercarse a la exclusividad de una boutique y alejarse de la frustración que le provocan las toses en una sala de conciertos.
La interpretación cumple inicialmente lo esperado. Resulta técnicamente imponente. Febril en la articulación y obsesiva en acentos, reguladores y dinámicas. Pero también es extremadamente antimusical. Una verdadera paranoia sonora, sin arcos ni tensiones y plagada de primeros planos. En el allegro con brio inicial, la reiteración del famoso “ta-ta-ta-taaa” genera claustrofobia. Y su desarrollo deriva en manierismos, hinchazones y olas sonoras más estáticas que dramáticas. Esa estrechez de miras contagia a un andante con moto que fluye sin contraste, encanto ni vuelo. Y en el tercer movimiento los árboles no permiten ver el bosque: Currentzis prefiere convertir el trío en una especie de tarantela con hemiolias que inocular un matiz siniestro a la repetición del scherzo como transición al finale. En la salida del túnel a la luz del día, que abre el último movimiento, es donde restallan más admirablemente las novedades del flautín, el trío de trombones y, especialmente, el contrafagot. Pero, tras ese esperanzador impulso, regresamos al mismo Beethoven amanerado, agresivo y claustrofóbico.
Currentzis consigue que la Quinta sinfonía suene diferente a todo lo que conocíamos, pero a costa de doparla con esteroides. Personalmente me quedo con la proteína natural del famoso registro de Carlos Kleiber y la Filarmónica de Viena. Menos históricamente informado, pero del que la revista Time escribió el elogio que para sí querría el director greco-ruso: “Suena como si Homero hubiera regresado para recitar su Ilíada” .