BRUSELAS / La ópera ‘Cassandra’, un golpe maestro de Bernard Foccroulle

Bruselas. Teatro de La Monnaie. 10-IX-2023. Katarina Bradic, Jessica Niles, Susan Bickley, Sarah Defrise, Paul Appleby, Joshua Hopkins, Gidon Saks, etc. Coro y Orquesta Sinfónica de La Monnaie. Dirección musical: Kazushi Ono. Dirección de escena y vídeo: Marie-Eve Signeyrole. Bernard Foccroulle: Cassandra.
Los compositores que conocen los secretos más íntimos de los teatros de ópera son extremadamente raros. Sobre todo los que han conseguido acrecentar el prestigio de las instituciones que han dirigido. Bernard Foccroulle es uno de ellos. Compositor, organista de renombre, clavecinista, profesor y artista comprometido con su tiempo, dirigió durante casi treinta años dos grandes instituciones operísticas, el Teatro de La Monnaie de Bruselas (1992-2007) y el Festival d’Aix-en-Provence (2007-2021).
De vuelta a la composición a tiempo completo, la primera ópera de Bernard Foccroulle es Cassandra, un encargo de su sucesor al frente de La Monnaie de Bruselas, Peter de Calluwe. El tema elegido por este humanista comprometido refleja las acciones que siempre ha emprendido. Y la actualidad ha entrado en resonancia con la actualidad, pues mientras la guerra de Troya se representaba en el escenario, un terremoto asolaba Marruecos y las inundaciones causaban estragos en Grecia tras un verano de llamas.
Obra en un acto con trece escenas de unos cien minutos de duración, Cassandra es fruto de la colaboración entre el compositor belga y el libretista británico Matthew Jocelyn, cuyo texto en inglés refleja la universalidad del personaje central. Fiel a su estilo, Foccroulle ha elegido una figura mitológica con resonancias contemporáneas para cuestionar el presente y el futuro a través de un arquetipo nacido de la tragedia griega. La profetisa Casandra fue maldecida por Apolo; tras haber sido rechazado, éste le escupió en la boca para que nadie creyera en sus adivinaciones. Las Casandras de hoy”, dice el libretista, “se encuentran en situaciones similares de marginación, y la sociedad es responsable de ello. Así que se nos ocurrió incluir a una Casandra actual, Sandra, cuyo trabajo está ligado a las consecuencias de la contaminación, ya que es una climatóloga que, estudiando la capa de hielo, retrocede en el tiempo a través de estratos glaciares cuya evolución no resulta nada optimista, lo que la lleva a rechazar la idea de procrear, al contrario que su hermana Naomi, embarazada de su compañero Blake. Ninguna escucha los argumentos de la otra, como tampoco lo hacen sus padres, Alexander y Victoria, Príamo y Hécuba. Casandra se encuentra con Sandra e intenta consolarla, insistiendo en que no tiene ningún dios que le impida ser escuchada. Entre los protagonistas simbólicos están las abejas, que en la antigüedad se asociaban a la adivinación.
La partitura da vida a cada dimensión del libreto: mitología, espectros, abejas y sociedad contemporánea, que separa y fusiona. Las abejas están representadas de forma muy realista por las cuerdas, al igual que Blake por el saxofón alto, los espectros se sitúan en un espacio atemporal, el tratamiento musical se estira y se apoya en una percusión metálica frotada, la mitología se evoca mediante sonoridades barrocas, los acontecimientos contemporáneos mediante un material más rítmico y armónico con secuencias rápidas, y las islas del Ártico, cada una con el nombre de un compositor, se evocan mediante breves citas.
Dirigida con flexibilidad por Kazushi Ono, ex director musical de La Monnaie y ahora al frente de la Filarmónica de Bruselas, la partitura es un flujo continuo de misterios y estallidos, con una orquestación de una riqueza desconcertante y una escritura vocal flexible y variada. El tema de Matthew Jocelyn está magníficamente ilustrado por Marie-Eve Signeyrole, que mezcla límpidamente pasado y presente.
También hay que celebrar la belleza plástica de la escenografía de Fabien Teigné, con cubos de hielo, apariciones, evocaciones láser de la naturaleza y espectros, en medio de los cuales se expresan los protagonistas, empezando por el coro griego encarnado por los coros de La Monnaie, que comentan, puntúan y participan en la doble acción. Formado por jóvenes y brillantes cantantes, el reparto es muy homogéneo, con la radiante mezzosoprano serbia Katarina Bradic en el papel principal, la soprano estadounidense Jessica Niles como Sandra, de voz sorprendentemente fresca, y la mezzosoprano británica Susan Bickley en el doble papel de madre, Hécuba y Victoria, la soprano belga Sarah Defrise como Naomi, el tenor estadounidense Paul Appleby como Blake, el compañero de Naomi, el poderoso y gordo Apolo del barítono canadiense Joshua Hopkins, y el bajo-barítono sudafricano Gidon Saks en el doble papel de los padres derrotistas Príamo y Alejandro. También hay que aplaudir la notable actuación de la Orquesta Sinfónica de La Monnaie.
Bruno Serrou
(fotos: Karl Forster)