BRUSELAS / Juana de Arco sin cantantes
Bruselas. Teatro de La Monnaie. 10-XI-2019. Arthur Honegger: Jeanne d’Arc au bûcher. Audrey Bonnet. Sébastien Dutrieux. Ilse Eerens. Orquesta y Coros de La Monnaie. Dirección musical: Kazushi Ono. Dirección escénica: Romeo Castellucci
El hecho de que Romeo Castellucci casi nunca escenifique una obra, sino que la presente en su muy personal interpretación, que con frecuencia sólo tiene sentido para él mismo, ha quedado ilustrado de nuevo por su versión de Jeanne d’Arc au bûcher, el ‘oratorio dramático en once escenas con un prólogo’ de Arthur Honegger sobre un texto de Paul Claudel. Esta producción se estrenó en la Ópera de Lyon en enero de 2017, ganándose la ira de las organizaciones cristianas por la forma en que Castellucci presentaba a Juana (vestida de hombre o desnuda). Incluso se le pidió a la Monnaie que no presentara esta versión del oratorio y se le advirtió de posibles acciones de protesta. No pasó nada, excepto que la versión de Castellucci suscitó una inusual atención y se agotaron las entradas.
En su interpretación Castellucci trata la figura de Juana con humanidad y respeto, y la actriz Audrey Bonnet brinda una interpretación impresionante y conmovedora. Domina por completo la escena, y junto a Castellucci transforma el oratorio en una ópera o, más exactamente, en puro teatro. El resultado es fascinante, pero también muy frustrante e incluso alarmante. Por lo que sé, una ópera no puede existir sin los cantantes. Son ellos quienes dan vida a una partitura, y merecen estar en el escenario y comunicarse con el público. En la versión de Castellucci no hay lugar para ellos: situados en rincones oscuros o en zonas elevadas, los cantantes y el coro son invisibles. De modo que, cuando finalmente aparecen tras la bajada de telón, el público no sabe a quién está aplaudiendo. Lo cierto es que a algunos de los intérpretes se les había podido ver brevemente en el breve prólogo sin palabras que Castellucci sitúa antes del oratorio, representando un aula donde Jeanne aparece primero como un limpiador (masculino) para luego empezar a demoler el lugar. Pero quiénes eran, es algo que permanece oscuro.
Recayó en el director de orquesta Kazushi Ono la ardua tarea de combinar la orquesta de la Monnaie, los diferentes grupos corales y los cantantes invisibles con la actuación en el escenario, realizando un trabajo notable, dividiendo su atención en los diferentes grupos y logrando una dramática y colorida ejecución de la exigente partitura de Honegger. Ilse Eerens, Tineke Van Ingelgem, Aude Exrtemo, Jean-Noël Briend, Jerôme Varnier y Sébastien Dutrieux formaron el conjunto meritorio, pero en buena medida ininteligible.
Erna Metdepenninghen