BRUSELAS / Hoffmann en el plató
Bruselas. La Monnaie. 10-XII-2019. Offenbach, Les contes d’ Hoffmann. Eric Cutler, Gabor Bretz, Patricia Petibon, Michèle Losier, Loïc Félix. Director musical: Alain Altinoglu. Director de escena: Krzysztof Warlikowski.
Para celebrar el 200 aniversario de Offenbach, la Monnaie eligió su ‘opéra fantastique’ Les Contes d’Hoffmann en la edición crítica de Michael Kaye y Jean-Christophe Keck y encargó a Krzysztof Warlikowski la puesta en escena. Fascinado como parece por el mundo del cine, Warlikowski no presenta a Hoffmann como escritor y poeta, sino como director de cine. En un momento es un productor que intenta averiguar qué es lo que quiere filmar, y al siguiente es él mismo el protagonista, el desafortunado amante que pierde a su amada gracias a las acciones de su diabólico antagonista, que aparece bajo diferentes caracterizaciones y disfraces, desde el barman en la taberna de Luther (un bar de moda) hasta el ‘Joker’ en el acto veneciano. Imágenes de Stella se proyectan regularmente en una pantalla que Hoffmann observa entre sus infructuosos esfuerzos por establecer una relación amorosa con las diferentes mujeres a las que ella representa. Antes de la última escena de la ópera hay una falsa ceremonia de los Oscar, tomada de la película A star is born ¡en inglés! Hay mucho que ver en el escenario, lo que no necesariamente ayuda a una mejor comprensión de la lectura de Warlikowski de la ópera. Elementos esenciales que definen el encanto y la versatilidad de la ópera se suprimen o de repente parecen extraños o redundantes, como las coplas de Franz en el acto de Antonia, aquí muy bien cantadas por Loïc Félix.
Quien sí que hizo justicia a Offenbach fue Alain Altinoglu desde el foso, quien extrajo de la orquesta de La Monnaie una colorida y cálida interpretación de la partitura. Eric Cutler fue el Hoffmann que Warlikowski quería: ansioso, fumando continuamente o deambulando en ropa interior, aunque cantó muy bien con su expresiva y resonante voz de tenor. Su antagonista Gabor Bretz exhibió carácter, pero a su voz le faltó color y mordiente. Patricia Petibon abordó las partes de Olympia, Antonia, Giulietta y Stella tan bien como pudo, interpretando a los personajes tal y como Warlikowski los había ideado, si bien tuvo dificultades con las exigencias vocales, especialmente como Olympia. Michèle Losier extrajo un gran partido del personaje de Nicklausse/la Muse, aunque no se vio especialmente favorecida por la puesta en escena. En todo caso tuvo presencia y cantó con convicción. Los papeles más pequeños estuvieron bien servidos y el coro, que no participó mucho en la acción, resolvió con solvencia sus intervenciones. Conclusión: unos Cuentos más de Warlikowski que de Offenbach.
Erna Metdepenninghen