BOGOTÁ / El combate de lo espiritual y lo mundano
Chía. Oratorio Principal de la Universidad de La Sabana. 24-IX-2019. Lucía Carihuela, soprano. L’Apothéose. Obras de, Cascante, De Nebra, De Torres, Francés de Iribarren, Hernández Illana, Misón, Rabassa. • Bogotá. Centro Cultural y Educativo Español Reyes Católicos. 26-IX-2019. L’Apothéose. Obras de Plà, Locatelli, Castillón, Zipoli, Balbi.
El grupo L’Apothéose realizó el debut en América Latina en el VIII Festival Internacional de Música Sacra de Bogotá. La primera presentación se llevó a cabo en el Oratorio principal de la Universidad de La Sabana, institución de educación superior ubicada en el municipio de Chía, al norte de la capital de Colombia, en donde llevó a cabo un concierto centrado en la música sacra de España como del Nuevo Mundo. En esta ocasión, el grupo contó con la soprano Lucía Caihuela, especialista en la interpretación de la música barroca.
El segundo concierto tuvo lugar en el Auditorio Centro cultural y Educativo Español Reyes Católicos de Bogotá. En esta velada, el ensemble eligió solo música instrumental o más conocida como música de cámara, dando a conocer al público, las diversas formas expresivas del Barroco. Para esta presentación, Ars Hispana, asociación dedicada al estudio e investigación musical, diseñó el programa y seleccionó piezas de carácter aristocrático de España, Italia como de América Latina.
En cuanto al concierto de La Sabana con una intención más sacra, se tituló Volad, suspiros, con un repertorio vocal de inspiración mística, propia de la tradición católica, sobre todo, en las letras de las diversas piezas, se percibía una gran influencia de la tradición del Siglo de Oro, con las características referencias del amor a Dios, el encuentro con la divinidad, el santo manjar de la eucaristía, así como la invocación a la Virgen María. Estas alabanzas, muy propias del periodo y es todavía vigente en la creación de obras espirituales. En este sentido, para usar una palabra de esta estética, el intermediario o, en este caso, Lucía Caihuela se convirtió en la intermediaria terrenal del mensaje celeste con expresividad, con gran calidad de fraseo y de galanura en el énfasis la poesía.
En el amplio recital de la soprano, hubo un estreno de tiempos modernos, el aria a la Ascensión del Señor titulada Volad, suspiros de José de Nebra, procedente del Archivo Arquidiocesano de Guatemala. Las otras cantadas interpretadas por Caihuela parten de la inspiración eucarística como Si quieres comer de Pedro Rabassa, Soberano manjar de Francisco Hernández Illana, Aplaudan de las ondas de Juan Francés de Iribarren. También la solista interpretó temas dedicados a la Virgen como el Salve Regina de José de Torres y El Sol murió. Solo a Nuestra Señora de la Soledad de José Cascante, compositor de la Catedral de Santafé de Bogotá.
El concierto más laical como mundano de L’Apothéosetuvo lugar en el Centro Cultural y Educativo Reyes Católicos. En esta velada, los intérpretes del grupo hicieron gala de una cálida interpretación de obras instrumentales barrocas con buen ritmo, gusto, elegancia y por qué no decirlo, de una exquisita sonoridad, rememorando de este modo, los salones cortesanos del siglo XVIII, tanto de España como del Nuevo Mundo. Este conjunto sabe unir la labor historicista, el sonido propio de la época, con un sentido del ritmo cortés y lleno de gracia.
Los integrantes del grupo son Asís Márquez en el clavecín, Víctor Martínez es el violinista, Laura Quesada interpreta la flauta y Carla Sanfélix, el violonchelo barroco. Este ensemble elige para su repertorio obras centradas en las composiciones de la primera mitad del siglo XVIII y algunas piezas de finales del Seiscientos. En el concierto en los Reyes Católicos, titulado Espiritualidad en la música de una orilla a otra, sonaba muy religioso, con ecos de una visión barroquista de la espiritualidad, sin embargo, fue todo lo contrario, el auditorio sitió la visión mundana de la época.
En esta presentación interpretaron el Intillay (Jula Jula) Trío sonata en Re menor de Juan y/o José Plà, la Sonata para flauta op. 2 n°. 2 en Re mayor de Pietro Antonio Locatelli, la Sonata para violín en La mayor de Domenico Zipoli, entre otras obras del periodo. Cabe destacar la refinada interpretación de Márquez de la Sonata para clave op. 1 n°. 1 en Si menor de Vicente Joaquín Castillón, donde jugó con los registros peculiares de este instrumento de época.
En los conciertos del grupo L’Apothéose en Colombia mostraron dos facetas del Barroco, de un lado, la parte de la espiritualidad tan intimista como efusiva del periodo. De otra parte, el sentido mundano de la alegría, de la celebración mediante la elegancia del sonido. Con una gran solidez interpretativa, el grupo español describió por medio de un sonido refinado los contrastes sonoros de la música de finales del Seiscientos y de todo el Setecientos.
(foto: Juan Gabriel Castro – Festival Internacional de Música Sacra de Bogotá)
Ricardo Visbal Sierra