BOGOTÁ / Descripción del terror psicológico
Bogotá. Teatro Colón. 7-IX-2019. Britten, The Turn of the Screw. Amalia Avilán Castillo, Ana Cristina Mora, Gabriela Ruiz, Christian Correa, Tomás Rubio, Paola Alejandra Medina. Director musical: Guerassim Voronkov. Director de escena: Ramiro Gutiérrez Castro.
El Teatro Colón de Bogotá, uno de los espacios más importantes de la cultura colombiana, repuso The Turn of the Screw del compositor inglés Benjamin Britten. Esta obra toma el argumento de la novela homónima de Henry James. En el relato como en la composición musical, los personajes sienten algo extraño en el ambiente de la elegante mansión donde viven y no dejan de advertir que los fantasmas del mayordomo Peter Quint y la institutriz Mrs. Grose vagan por todas las habitaciones como en los jardines. Estos espíritus se apoderan de las almas inocentes de Miles y Flora, los niños de la casa.
La primera edición de Vuelta de tuerca tuvo lugar en el festival al aire libre de Ópera al Parque de 2018. Si bien tuvo éxito en las representaciones del año pasado, la misma estructura de la ópera, de tipo camerístico, se adapta mejor al escenario del Teatro Colón que en una tarima de los espacios verdes de la ciudad. Esta puesta en escena la produjo Operacivil, con auspicios de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia y H&G Studios.
Britten realiza en esta ópera una descripción intimista de los conflictos emocionales de los personajes inspirado en el cerrado mundo de una mansión, en donde el círculo de lo trágico está presente a lo largo de toda la obra. De este modo, Ramiro Gutiérrez Castro, director escénico, comenta que lo más difícil del montaje fue describir la oscuridad del alma porque “el terror viene desde los personajes y es tan diciente que se debe evitar reforzar este mensaje al público que lo percibe de manera natural”.
La puesta en escena tomó como base la misma novela de James y describió la locura que circunda la mansión de una manera dramática a partir del lenguaje audiovisual y una excelente iluminación. El video mapping diseñado por Laura Ramírez hizo que la obra llevase una excelente continuidad y se percibieran los momentos de tensión cuando los ojos del fantasma de Quint están merodeando la casa. Esta conjunción de elementos de la narración cinematográfica, conjugado con la música de Britten, se sentía más como un relato de horror que como una representación operística tradicional.
Por medio de la fusión del lenguaje audiovisual con el teatral se consiguió que el público se fundiera en la crisis psicológica de los personajes. Christian Correa que hizo un buen prólogo, comenzó sus líneas musicales en una silla de platea y, mientras tanto, el grupo de cámara de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia ubicados al nivel de público empezó a bajar al foso por medio de la tramoya. Una buena estrategia para introducir de manera simbólica la pesadilla que iba a comenzar. Una puerta de entrada al viaje a las profundidades de la mente mediante la narración musical de Vuelta de tuerca.
Valga decir que la producción supo recrear la intensidad de la obra del escritor Henry James y por ello, la puesta en escena logró captar todo el sentido de la crisis psicológica del ambiente como de los personajes. Se pudo apreciar en el Teatro Colón una excelente creación de carácter colectivo que hizo un rastreo literario, musical y teatral. Uno de los momentos más interesantes tuvo lugar durante la lección de piano de Miles, mientras el video mapping mostraba el teclado, la música hacía la secuencia de la imagen, un claro ejemplo de la conjunción de los diversos lenguajes multimediales. Cito este ejemplo para dar un buen aplauso a Sergei Sichkov, el pianista de la orquesta.
En cuanto a los cantantes, un tema fundamental en la ópera, cada intérprete tenía la vocalidad adecuada para su papel. La soprano colombiana Amalia Avilán Castillo tuvo a su cargo el papel más complejo de la obra, la Institutriz. Su voz logró unir el lirismo de la ternura que le daba a los niños como el dramatismo que se necesitaba cuando aparecían los fantasmas en la mansión. Esta intérprete estudió música en la Universidad Pedagógica Nacional y se especializó en la Opera Studio Chapelle Musicale Reine Elisabeth del Teatro de la Moneda de Bruselas. Su maestro de técnica vocal, en esta última institución, fue el gran bajo José van Dam.
Además, la soprano comenta que interpretar la Institutriz “es un gran reto. Es una lucha constante del equilibrio por la presión que tiene la dama al hacer su tarea y estar a cargo de los niños y mantener la calma”. Para la cantante, este papel no se encuentra en los parámetros de la normalidad. Es importante anotar que la voz se adaptó perfectamente al papel y en su interpretación manejó con gran musicalidad los conflictos emocionales que se perciben en la obra de Britten.
Gabriela Ruiz encarnó a Mrs. Grose. Esta soprano colombiana cantó de manera convincente y dramática las inquietudes de la criada que no sabe si luchar con los conflictos humanos o con los fantasmas. Su relato sobre los espectros fue emocional y vibrante. En cuanto a los espíritus, Christian Correa interpretó el de Peter Quint con una buena intervención vocal y escénica a lo largo de la obra. El fantasma de Miss Jessel lo llevó a cabo Ana Cristina Mota con gran dramatismo a partir de una intensa teatralidad.
En Vuelta a la tuerca hay dos papeles para voces blancas y son los niños atormentados por los espectros de los antiguos sirvientes de la mansión. Tomás Rubio cantó Miles y Paola Alejandra Medina interpretó a Flora. Es importante decir que lo hicieron con gran categoría y, sobre todo, con gran dominio escénico. Los jóvenes han tenido la formación con la Fundación Nacional Batuta, una institución que tiene como fin la educación musical desde temprana edad en diversas ciudades de Colombia.
La parte instrumental estuvo a cargo de un grupo de cámara de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia dirigida por Guerassim Voronkov. El maestro anota la importancia de la “musicalidad compleja de Britten y es preciso entender las intenciones de su composición. Por ello, la música va directamente a la palabra, a la trama de la ópera”. A partir de estas ideas, realizó una interpretación que ayudaba a los cantantes a expresar los sentimientos de los personajes. En cuanto a los interludios, estos momentos tuvieron intensidad y gran carga emocional.
Lástima que la reposición de Vuelta a la tuerca haya tenido solo dos funciones. De pronto, esto se deba a que la ópera no es tan popular como otras, sin embargo, la buena puesta en escena, como la calidad musical merecen la consideración de las directivas del Teatro Colón en programar nuevas fechas en esta temporada o la del próximo año para que el público pueda apreciar esta producción. Vale la pena verla.
Ricardo Visbal Sierra