Pero ¿qué canta Cameron?
Cuatro notas aporrean los timbales en el desgarrador final de Salomé de Strauss. Cuatro notas señalan también el camino al Grial en el Parsifal wagneriano cuando “el tiempo se convierte en espacio”. Y cuatro notas tararea David Cameron en su última comparecencia ante los medios frente al número 10 de Downing Street poco después de haber anunciado el relevo de Theresa May.
No está claro si lo que canta Cameron es fruto del descuido o una deliberada boutade. En cualquier caso, los partidarios del Brexit ya disponen de un leitmotiv para su salida de Europa. Que tiene cuatro notas, como las que suenan al comienzo de la Quinta sinfonía de Beethoven y que, traducidas al código morse por los micrófonos de la BBC, presagiaban durante la Segunda Guerra Mundial la “v” de victoria de los Aliados.
Claro que la música del Brexit abomina del tótem europeísta de Beethoven y su “v” siempre es de vendetta. Puede que algún día la impericia política del ex premier británico inspire una ópera bufa o que su desdeñoso canturreo sea analizado con lupa por sir Chilcot. Que, como Salomé, pedirá su cabeza en bandeja de plata cuando el tiempo, por fin, se haya convertido en espacio.
El opus ultimum de Cameron ha alumbrado en internet todo tipo de interpretaciones sobre la procedencia de la misteriosa melodía. Varios medios británicos especulaban con la posibilidad de que las cuatro notas pertenecieran a la cabecera de la serie televisiva El ala oeste de la Casa Blanca mientras en las redes sociales se debatían entre la famosa Aria para la cuerda de sol de Bach y la sintonía de Winnie the Pooh.
El crítico Norman Lebrecht sugería a través del portal de música clásica Slipped Disc que podría tratarse de los primeros compases del Primer concierto para violín que Shostakóvich dedicó al virtuoso David Oistrakh. Quizá porque para Oistrakh el primer movimiento requería de una “anulación total de los sentimientos” y no dudó en calificar el segundo de “demoniaco”.
El pianista David Schofield subió a su canal de YouTube un montaje de la comparecencia de Cameron acoplado al tema principal de la banda sonora de Lo que el viento se llevó. Las cuatro notas encajan a la perfección con la música de Steiner y también con la dramaturgia: ese momento en que Clark Gable le espeta a Vivien Leigh antes de darse la vuelta y desaparecer: “Francamente, querida, me importa un bledo”.
A falta de otras fuentes originales, el compositor británico Thomas Hewitt Jones tuvo tiempo de componer él mismo una Fantasía David Cameron para chelo y piano. La pianista venezolana Gabriela Montero ha grabado también una improvisación del tarareo. Y en YouTube ya han aparecido un Lamento en do menor y un melancólico Vals dedicado a la memoria de Cameron. A quien nunca le gustó demasiado la música clásica.
Benjamín G. Rosado