El Yin y el Wang
No es ningún secreto que Brahms compuso sus tres Sonatas para violín y piano pensando en Clara, aunque en su última grabación de los opus 78, 100 y 108 los ejecutivos de la Decca han querido rendir homenaje al amigo (Robert) y marido (Schumann). Que sufría un trastorno bipolar equivalente a la presencia de Leonidas Kavakos y Yuja Wang en la portada de un mismo disco con su correspondiente gira de conciertos.
Ha convocado Ibermúsica al violinista griego y a la pianista china en Madrid este domingo apelando al oportunismo discográfico y a su pacto de fidelidad con los artistas. Que es una forma elegante de decir que en plena crisis de los abonos ha sucumbido al morbo como reclamo circense: el de ver sobre un mismo escenario a dos personalidades tan competentes como incompatibles. Pensemos, por ejemplo, en Louis Armstrong y Niels Bohr. Cuestión de física, pero sobre todo de química.
La que faltó en el transcurso de las navidades pasadas durante las sesiones de grabación que tuvieron lugar en la Friedrich Ebert Halle de Hamburgo. Se coló el frío en los micrófonos: del iniciático Scherzo de la F.A.E. Sonata que Brahms compuso a “seis manos” con Schumann y Albert Dietrich como tributo a Joseph Joachim al conclusivo y desabrido arreglo para piano de la Wiegenlied op.49. De poco sirvieron los esfuerzos taoístas del superdotado Kavakos por alcanzar el equilibrio.
Vaya por delante que Wang es más yang que yin, más cuerpo que mente. Lo dejó claro en su primer disco para Deutsche Grammophon, Sonatas y estudios, que es todo un derroche de virtuosismo. Insiste ahora la artista en que Brahms da una vuelta de tuerca a la tradición mozartiana y a la forma sonata de Beethoven, aunque el empeño del compositor por conceder protagonismo al piano y su referencia explícita al instrumento en la partitura no se compadece con el título del disco: The Violin Sonatas.
Kavakos y Wang se conocieron en 2011 en el Festival de Verbier, no muy lejos de los Alpes berneses de Thun que inspiraron la primera de las Sonatas de Brahms durante el prolífico verano de 1886 en que concibió también la Sonata para cello nº 2 y el Trío para piano nº 3, además de varias canciones dedicadas a la contralto Hermine Spies. Kavakos y Wang interpretaron el Trío para piano, violín y violonchelo nº2 de Mendelssohn, junto a Gautier Capuçon, y ya en aquellas primeras conversaciones salió a relucir Brahms como posible punto de encuentro de un proyecto camerístico.
El contraste entre ambos artistas trasciende lo estrictamente musical. El desaliño capilar del músico griego desentona con los sofisticados peinados, las insinuantes minifaldas y los afilados tacones de la solista china, que se exhibe sin pudores, ya sea en la Philharmonie de Berlín, en la Sala Pleyel de París o sobre el escenario de un lujoso casino en Atlantic City. El domingo será en Madrid y el lunes en Barcelona. Kavakos o Wang. ¿Quién da más? Hagan sus apuestas.