BILBAO / ‘Roméo et Juliette’: espléndida, hermosa y conmovedora
Bilbao. Palacio Euskalduna. 21-X-2023. Temporada de ABAO Bilbao Opera. Javier Camarena, Nadine Sierra, Anna Alàs i Jové, Andrzej Filónczyk, Marko Mimica, Alejandro del Cerro, Gerardo López, Itxaro Mentxaka, Isaac Galán, José Manuel Díaz, Fernando Latorre, Juan Laborería. Coro de Ópera de Bilbao. Euskadiko Orkestra. Director musical: Lorenzo Passerini. Director de escena: Giorgia Guerra. Gounod: Roméo et Juliette.
No solo los victorianos ingleses adoraron a Shakespeare. Los románticos franceses se lo pusieron de modelo frente a las precisas normas del clasicismo: Dumas veía en él al “hombre que, después de Dios, había creado casi todo” y Berlioz lo divinizó a lo largo de toda su vida. Para ellos Shakespeare no tenía fronteras; veían la sabiduría de la humanidad concentrada en su obra y una excepcional mezcla de acción, poesía y pensamiento en su escritura, además de un atrayente halo de misterio en su existencia que se prolonga hasta nuestros días. No es sorprendente que Shakespeare inspirase a Francia la creación de dos de las obras magnas de su escena musical: Roméo et Juliette (1867) de Charles Gounod y Hamlet (1868) de Ambroise Thomas.
Con la de Gounod abría ABAO Bilbao Opera una temporada de corte muy clásico que eludirá el camino entero del siglo XX (Verdi, Mozart, Puccini y Donizetti son los restantes compositores) pero guardándose entre sus repartos algunas presencias deslumbrantes. En Roméo et Juliette nada se preveía tan atrayente como la pareja formada por Javier Camarena y Nadine Sierra; ninguna ópera se debe tan solo a las individualidades, pero cuando se tiene delante dos personajes tan poderosos, complejos y vitales como Roméo y Juliette, tan universales y absorbidos en la emoción, todo a su alrededor resulta más pequeño. Y si algo demostraron ambos fue que en esta ópera el drama y el lirismo se conjugan de la manera más pura, además de la capacidad de sus dúos para reproducir el encanto, la candidez y la pasión de la tragedia original.
La estadounidense es una cantante soberbia que dotó al personaje de todos sus matices con el estilo, el carisma y la confianza en sí misma de las Juliettes históricas. Si hiciera falta una soprano para la ligera y virtuosística “Je veux vivre dans ce rêve” y otra para la dramàtica “Amour, ranime mon courage”, ella era ambas al mismo tiempo. De la ingenuidad a la madurez, de la alegría de vivir a la determinación de morir, infalible en la coloratura, de voz limpia, clara y homogénea, dejó un recuerdo imborrable en su primera visita a Bilbao. Camarena sí era conocido en la ciudad (fue un maravilloso Nadir en 2019), pero era su primer Roméo y es de imaginar lo que ello habría de imponer a un tenor acostumbrado a roles más ligeros; al llevar el personaje a su terreno, evitando la grandilocuencia y a la vez llenándolo de finura, con frases preciosas que bordearon la magia en el jardín de Juliette (el deseo siempre ligado a la noche), el canto acabó primando sobre todo lo demás.
La presencia estelar de Camarena y Sierra no impidió el lucimiento de Anna Alàs i Jovè (Stéfano), Andrzej Filónczyk (Mercutio) y Marko Mimica (Frère Laurent), a los que se unieron el cántabro Alejandro del Cerro (Tybalt) en su debut bilbaíno y cantantes de la casa como José Manuel Díaz, Fernando Latorre o una Itxaro Mentxaka con tablas más que sobradas para reponerse de cualquier imprevisto en escena. La sorpresa vino del foso de la mano de Lorenzo Passerini y su meticulosa labor tanto en el acompañamiento a los cantantes como en la descripción de los distintos ambientes de la ópera, algo en lo que la Euskadiko Orkestra le brindó una respuesta más precisa y variada que un coro no siempre ajustado (en su sección masculina) y algo distanciado de las sutilezas del lenguaje francés. Ante el esplendor vocal y orquestal de la función, también adquirió valor el montaje de Giorgia Guerra, sobre todo por ciertos juegos de luz que revelaban lo profundo de un espacio escénico vacío, a veces excesivamente frío, en el que se contaba con fluidez esta inmortal, hermosa y conmovedora historia de amor juvenil.
Asier Vallejo Ugarte
(fotos: Enrique Moreno Esquibel)