BILBAO / Resplandores

Bilbao. Palacio Euskalduna. 5-II-2021. Martin Helmchen, piano. Orquesta Sinfónica de Bilbao. Director: Erik Nielsen. Obras de Wagner y Brahms.
La Sinfónica de Bilbao escogió para retomar su temporada un programa que situaba a Brahms junto a Wagner, dos compositores mucho más cercanos en las salas de conciertos que en los manuales de historia de la música. A Nielsen se le da muy bien Wagner y en el Idilio de Sigfrido lució esa sensibilidad suya que atrae y cautiva, una serenidad que hacía temblar levemente de emoción, como todo aquello que invita a la paz en el convulso mundo actual. Si se hizo un poco larga fue más por la monotonía de la música (existe la monotonía de lo extraordinario) que por la manera en que la llevó adelante.
El monumental Concierto para piano n° 2 de Brahms, en cambio, pasó como un suspiro. A pocos días del concierto la orquesta anunció que Garrick Olhsson había de cancelar por las restricciones de la pandemia y que sería sustituido por Martin Helmchen, de forma que un gran pianista daba paso a uno excepcional, de los mejores de una generación que cuenta con una larga nómina de nombres importantes. Desde los primeros compases quedó patente que su sonido se mediría con el de la orquesta en amplitud, en autoridad y en poderío, pero que en su diálogo con Nielsen primaría la musicalidad, la profunda inmersión en una obra que presenta empujes momentáneos, frecuentemente fugaces, que fueron resueltos a una sola voz. De igual manera que Brahms mantuvo el nivel en los cuatro movimientos, Helmchen parecía vivir dentro de ellos con la misma seriedad y todas las notas resplandecían como diamantes, alcanzando lo sublime en un Andante central que nunca deja de maravillar.
Asier Vallejo Ugarte