BILBAO / Musika-Música: de Lord Byron a los ‘hashtags’
Bilbao. Palacio Euskalduna. 4-III-2023. Joaquín Riquelme, viola. Orquesta Sinfónica de Navarra. Director: Perry So. Obras de Schumann y Berlioz. • Menotti: El teléfono. Ruth González, Jan Antem. Ensemble Galdós. Director musical: Iván Martín. Directora de escena: María Goiricelaya. • 5-III-2023. Cuarteto Mandelring. Schubert: Cuarteto n° 14 en Re menor D 810.
Pasan los años, pero permanece imparable la energía de Musika-Música, un festival como no hay otro dentro de nuestras fronteras. Más de setenta actuaciones tuvieron lugar durante tres días repartidas en diferentes espacios, esta vez con la literatura y su relación con la música como tema transversal. Música sinfónica y de cámara, antigua y moderna, para mayores y para niños, nombres con larga historia y orquestas de estudiantes venidas de cerca y de lugares lejanos, de todo había en la 22a edición de Musika-Música unido a un ambiente distendido que cuesta tanto encontrar.
A lo largo del fin de semana se fueron relevando en el Euskalduna las sinfónicas de Galicia, Bilbao, Navarra y Castilla y León, así como la Euskadiko Orkestra y la Orquesta Ciudad de Granada, todas ellas de una gran talla artística que se renueva con el paso del tiempo. En cualquiera de ellas se podía confiar. La Sinfónica de Navarra volvía al festival con su nuevo director titular, Perry So, en un programa enteramente romántico inspirado por la literatura de Lord Byron. Abrir fuego con la obertura de Manfred de Schumann era una elección infabile, pues, como escribe Martin Geck, ante al Manfred de Byron “los rasgos sombríos del compositor aparecen intensificados como en un espejo, pero hacia lo sublime, lo grandioso”. Fue una de las atracciones de su vida, la de un hombre que siempre buscó amparo en la literatura, y la obertura goza del ardor romántico con el que él mismo encaraba su existencia.
Perry So hizo de ella una página de una extroversión absoluta, sin reservarse energía al dirigir, privilegiando el protagonismo de la cuerda sobre el resto de grupos instrumentales. En Harold en Italia (Berlioz a tumba abierta, lírico, desenfrenado y salvaje) destacó Joaquín Riquelme a la viola por su despliegue de temple y sentido musical, siempre metido dentro de una obra a la que So inyectó más vitalidad que verdadera calidez.
La historia de Musika-Música podría escribirse también por los cuartetos que ha acogido desde sus inicios, entre los cuales el Mandelring ocupa un lugar de reservado a los mejores. En el Cuarteto n° 14 en Re menor D 810 mostraron por la vía de la sugerencia y el matiz cuán oscura era la vida de Schubert al componerlo, sin efectismos ni concesiones, tocando con una compenetración admirable (acentuaban con idéntica precisión, los crescendos venían de lejos y los afrontaban conjuntamente, el primer violín dominaba el conjunto pero todo se les escuchaba a los demás) y una elegancia que tomaban prestada de los cuartetos históricos.
Más novedosa era la presencia en Musika-Música de la ópera. El tema de El teléfono de Menotti, una comedia de 1947 que estuvo en cartel durante varios meses en Broadway, es visionario de tan actual: la interferencia del teléfono en las relaciones humanas, aunque, para su puesta en escena en una de las salas del Euskalduna, María Goiricelaya introducía dispositivos móviles mucho más modernos. De igual manera, el original apartamento de Lucy era sustituido por un gimnasio en el que las redes sociales regían la vida de sus usuarios. Tan obvio era todo que no había necesidad alguna de adaptar el libreto al lenguaje moderno.
Son muchas las veces que en este festival se ha aplaudido a Iván Martín como pianista de primera. Frente al Ensemble Galdós, en este Menotti de música concisa, placentera y vivísima realizó el trabajo modélico que cabía esperar de él. Delicado y revelador. Y también Ruth González y Jan Antem hicieron verosímil la historia que nos contaban, esa breve comedia cuyo trasfondo era realmente oscuro y perverso: igual que el teléfono se cruza entre ambos como un tercer amante, los hashtags inundan la vida moderna hasta el punto de desbordarla.
Asier Vallejo Ugarte