BILBAO / Llamas que se elevan

Bilbao. Palacio Euskalduna. 7-VI-2019. Rachel Nicholls, soprano. Sinfónica de Bilbao. Director: Erik Nielsen. Obras de Wagner y Zimmermann.
La BOS reservó para su concierto final un programa que aunaba la abundancia orquestal demandada por Wagner en sus dramas musicales con el descubrimiento de una obra temprana de Zimmermann, Märchen-suite, compuesta en 1950 y nunca antes escuchada en nuestro país. Vista desde la distancia, esta pieza recoge algunas expresiones de aquel entonces, tan reciente el horror de la guerra, encubierto dentro del mundo antiguo y perdido de los cuentos de hadas. De alguna manera anuncia instintivamente la adrenalina y el maximalismo de Die Soldaten, especialmente en sus compases finales, abrumadores y rotundos, pero el conjunto tiene un ambiente impresionista, de fantasía, de búsqueda no de un lugar entre las vanguardias sino de un paisaje fuera de la miseria, profundo y aislado como era él. Nielsen, siempre sereno, no perdió su mirada amable ni en los instantes más fieros, fomentando el buen trato hacia una música que anima a pensar sobre la época en que fue compuesta.
El mismo Nielsen reticente a los aspavientos, uniendo a su experiencia sinfónica la del músico de foso, ilustró en Wagner el crecimiento de la orquesta, a la que sitúa en un nivel de escuchar para creer. Conservaba su elegancia, confiado y relajado, mientras la fuerza viajaba por dentro, a veces de manera sutilísima y otras para sacar de sus músicos sonidos amplios, masivos, potentes, pero nunca descuidados. Solo el Viaje de Sigfrido por el Rin pareció algo contenido en el tono, pues en el Preludio de Tristán e Isolda y el epílogo de El ocaso de los dioses, sobre todo, la orquesta sonó tan densa como pulida, diamantina sin perder el vuelo. La voz de Rachel Nicholls, poderosa y penetrante, se elevó a la misma altura. Ahí estaban el amor, la vida, la materia y la muerte, la unidad de las artes ansiada por el compositor en su plasmación puramente musical.