BILBAO / Gira de la EGO: aires del norte

Bilbao. Palacio Euskalduna. 3-I-2023. Euskal Herriko Gazte Abesbatza (Coro de Jóvenes del País Vasco). Euskal Herriko Gazte Orkestra (Joven Orquesta del País Vasco). Director: Rubén Gimeno. Obras de Grieg, Sibelius, Vaughan Williams y Sorozábal.

La Euskal Herriko Gazte Orkestra (EGO), la orquesta joven del País Vasco, celebraba en invierno sus primeros 25 años con su tradicional encuentro y una gira de conciertos que terminaba en Bilbao después de haberla llevado a Tolosa, San Sebastián y Vitoria. En estas citas existe siempre el riesgo de mitificar la juventud como si la ilusión y la pasión por la música (o por cualquier aspecto de la vida) se hubieran de marchitar necesariamente con el tiempo, pero su belleza es insustituible y solo los jóvenes pueden encarnar la promesa de un futuro mejor para las artes.

El programa de estos conciertos de invierno se iniciaba con unas suites de Peer Gynt de Grieg impregnadas de lirismo y con grandes detalles de estilo por parte de Rubén Gimeno, titular de la EGO, algo más potentes cuando la demanda era esencialmente instrumental (Danza árabe, En la gruta del rey de la montaña) que en los pasajes más intensos en lo expresivo (La muerte de Aese, La canción de Solveig). Hay que partir de la certeza de que ninguna orquesta se pone a punto en unas pocas jornadas, pero ello no impidió que los jóvenes instrumentistas empleasen todo su fuelle. Uno se quedaría, no obstante, con la prestancia y el volumen que otorgaron a la Finlandia de Sibelius, tratada en su tramo final con un fulgor que no abunda. La versión fue inusual al contar con las voces del Euskal Herriko Gazte Abesbatza (EGHA) o Coro de Jóvenes del País Vasco, cuyo gran momento vino después en Toward the Unknown Region de Vaughan Williams por la suma admirable de refinamiento y entrega vocal.

Son muchas las obras musicales que ha inspirado el bombardeo de Gernika como símbolo universal de los horrores de la guerra, desde La victoire de Guernica de Luigi Nono hasta la gran ópera de Francisco Escudero, pero ninguna ha alcanzado la fuerza de la marcha fúnebre compuesta por Sorozábal sobre una melodia popular (Lurraren pean) bajonavarra. Con percusión rutilante y en situación privilegiada, Gimeno caminó con rumbo claro e hizo vibrar tanto a la orquesta como a un coro que habría agradecido algo más de presencia en las cuerdas graves, culminando una velada en la que todos (también los niños y adolescentes del proyecto Etorkizuna Musikatan que se sumaron en las propinas navideñas) gozaron de la prodigiosa experiencia de ser simple y llanamente músicos.

Asier Vallejo Ugarte