BERLÍN / Impactante producción de Tobias Kratzer de ‘La balsa de la Medusa’, de Henze
Berlín. Komische Oper. 30. IX. 2023. Hans Werner Henze: Das Floß der Medusa. Günter Papendell, Gloria Rehm, Idunnu Münch. Coro y orquesta de la Komische Oper. Dirección musical: Titus Engel. Dirección escénica: Tobias Kratzer
Los trabajos de renovación de la Komische Oper está previsto que duren al menos seis años, periodo durante el cual la compañía actuará en diversos lugares. La presente temporada ha comenzado en el hangar del aeropuerto de Tempelhof con un espectacular montaje del oratorio político de Henze Das Floß der Medusa (La balsa de la Medusa), cuyo estreno en 1968 en Hamburgo se frustró víctima de las manifestaciones políticas. Habría que esperar a 1972, en Nuremberg, para que pudiese finalmente representarse una obra que sigue manteniendo una gran vigencia, a la luz de la situación política actual. Théodore Géricault plasmó el naufragio de la fragata militar francesa Méduse en su viaje a Senegal en 1816 en un lienzo monumental que puede verse hoy en el Louvre de París. Mientras que los oficiales y los pasajeros ricos disponían de botes salvavidas, 154 tuvieron que refugiarse en una balsa fabricada por ellos mismos: sólo 15 sobrevivieron…
En la producción de Tobias Kratzer, los 1400 espectadores se sientan en dos gradas situadas una frente a la otra, con un estanque de agua en medio bajo un cielo de bombillas, en el cual tres solistas, el coro y un grupo de figurantes actúan sobre una tabla flotante. El escenógrafo Rainer Sellmaier ha recreado el lienzo de Géricault a modo de tableau vivant, con un efecto impactante. Hay momentos especialmente conmovedores, como cuando la gente se precipita presa del pánico hacia la balsa, o la escena en la que dos niños pequeños entonan una armoniosa canción antes de morir ahogados. Varias veces, la balsa se descompone en tablones que, a modo de pasarelas, permiten a una figura de Jesucristo atravesar el agua: una poderosa visión de quienes esperan ayuda.
La obra requiere un gran coro dividido en vivos y muertos. Los primeros cantan pasajes de la Divina comedia de Dante en alemán, los segundos en italiano. Los solistas corales y el coro de movimiento de la Komische Oper y el Staats-und Domchor Berlin cantan con extraordinaria precisión y enorme potencia, además de impresionar por su abrumador esfuerzo físico en la balsa y en el estanque.
El pequeño elenco solista está encabezado por Günter Papendell en el papel del marinero Jean-Charles, que trata de hacer señas de rescate en la balsa con un trozo de bandera roja. No está entre los quince rescatados por velero Argus y, como muchos otros, debe seguir a La Mort al reino del más allá. El barítono, recién recuperado de una enfermedad, empezó un poco cauteloso, pero mejoró enseguida para dominar admirablemente el exigente papel con su amplio registro vocal.
En los bordes del estanque, Gloria Rehm camina como una enferma con un vestido negro reluciente como La Mort; también vadea el agua e incluso tiene que realizar un seductor baile en ella con Jean-Charles. La soprano maneja con brillantez las cantilenas en regiones estratosféricas. El narrador Caronte (interpretado por una mezzo) oscila entre el recitado y el canto. En los pasajes hablados, la interpretación de Idunnu Münch resulta bastante amateur; sólo cuando la interpretación se convierte en canto hablado con técnica dodecafónica, la cantante gana impacto.
La orquesta de la Komische Oper está situada en un estrecho lateral del estanque. El director Titus Engel apuesta por la precisión, la tensión y el impulso rítmico, pero también resalta con sensibilidad las islas melódicas y los efectos esféricos de la composición. La conclusión resulta especialmente conmovedora, con una música que adopta el tono de un réquiem. Al final, la puerta del hangar se abre al aeródromo y los supervivientes salen a un mundo incierto.
La representación en Tempelhof suscita la inquietud, pero también el asombro respetuoso, debido al enorme esfuerzo desplegado para ponerla en pie.
Bernd Hoppe