BERLÍN / ‘Chicago’: Glamur en la Komische Oper
Berlín. Komische Oper. 28-X-2023. Fred Ebb, Bob Fosse & John Cander: Chicago. Katharine Mehrling, Ruth Brauer-Kvam, Jörn-Felix Alt, Andreja Schneider, Ivan Tursic, Hagen Matzeit- Director de orquesta: Adam Benzwi. Director de escena: Barrie Kosky. Escenografía: Michael Levine
El musical Chicago comienza con el hit “All That Jazz” cantado por Velma Kelly, alias Ruth Brauer-Kvam, con un vestido plateado brillante. Ella y Katharine Mehrling como Roxy Hart son las estrellas de la puesta en escena de Barrie Kosky en el Teatro Schiller, sede provisional de la Komische Oper durante la reconstrucción del teatro. La historia está basada en un caso real ocurrido en Chicago en 1924, que dio lugar a una obra teatral de la periodista Maurine Dallas Watkins y al musical de Fred Ebb y Bob Fosse con música de John Kander, estrenado en Broadway en 1975.
Sorprendentemente, Kosky ha optado para su montaje por la traducción alemana de Erika Gesell y Helmut Baumann, pero en beneficio de la representación ha recurrido a la gran orquesta, a la sazón la de la Komische Oper de Berlín. Bajo la dirección de Adam Benzwi, la música produce un gran impacto y tiene la dosis justa de garbo, si bien conserva al mismo tiempo el sonido nostálgico del tango y el ragtime. El hecho de que la producción resulte tan vivaz y briosa se debe sobre todo a Otto Pichler, que esta vez no sólo ha actuado como coreógrafo, sino también como codirector escénico. Sus imaginativas danzas están llenas de vida y, como tantas veces, están impregnadas de un regusto sensual y lascivo que se pone de manifiesto desde el principio, cuando parejas de bailarinas con brillantes plumas rojas de avestruz atrapan a Velma durante su canción de entrada. Seguidamente, asistimos a una danza de bailarinas que relatan sus aventuras homicidas y bailarines con relucientes pantalones o fracs plateados.
El espectáculo debe gran parte de su impacto a la escenografía. Michael Levine ha diseñado un decorado consistente en una construcción de rejilla equipada con innumerables bombillas, que crea glamurosos efectos de luz. Cuando se apagan todas las luces, se instala una lúgubre monotonía carcelaria. El vestuario de Victoria Behr abarca todo lo que cabe esperar de un espectáculo como éste: desde corsés brillantes, enaguas y boas de plumas hasta batas rosas, fracs de terciopelo y relucientes vestidos y trajes de pantalón para las damas. Las dos protagonistas están espléndidas. Aunque Mehrling puede sonar enervantemente quejumbrosa y sobreexcitada, en la segunda parte, más diferenciada desde el punto de vista musical, también es capaz de añadir acentos conmovedores en su canción “Me and My Baby”. Brauer-Kvam resulta más agresiva y a veces hasta gritona, pero se compenetra perfectamente en los dúos con sus compañeras, por ejemplo, con la guardiana de la prisión Mama Morton, interpretada con un toque andrógino por Andreja Schneider, quien sirve a la perfección el hit “When You’re Good to Mama”.
Y está por último Jörn-Felix Alt como Billy -un galán inteligente, pero sin escrúpulos- que sabe cantar y también hace una buena figura como bailarín en Chorus Line. En el papel de Amos Hart, el marido de Roxy, Ivan Tursic aporta un punto de calma en la segunda parte con la canción “Mr Cellophane”, mientras que Hagen Matzeit ofrece un delicioso número de parodia como Mary Sunshine, la famosa reportera de cotilleos de Chicago. Embutida en un traje amarillo mostaza con turbante y bolso, ofreció una perfecta y armoniosa interpretación de su canción “A Litlle Bit of Good”.
Chicago no tiene ciertamente la clase de Cabaret, de los mismos creadores, estrenado diez años antes, pero sigue siendo un éxito en Nueva York hoy en día. Tras el eufórico estreno el pasado 28 de octubre, la nueva producción también ha sabido encontrar su público en el Schillertheater.
Bernd Hoppe