BASILEA / Holliger, en plena forma
Basel. Martinskirche. 18.XII.2019. Kammerchor und Orchester der Hochschule für Musik. Heinz Holliger, director. Obras de R. Schumann, H. Holliger y M. Ravel.
Intérprete y director de orquesta, compositor, docente, ensayista… apenas hay territorio musical en que Heinz Holliger no haya dejado impronta en sus seis décadas de actividad. Y, doblado en mayo pasado el cabo de sus ochenta años, es a la conmemoración de esa proteica labor a lo que, desde noviembre de 2019 y hasta fines de este invierno, se consagra la propuesta “Fokus Holliger” en la ciudad de Basilea: un variado conjunto de conferencias, cursos y conciertos –sin obviar la completa exposición ‘Räume’, en la biblioteca de la Musik-Akademie– que se despliegan por toda su geografía urbana, en uno de cuyos enclaves (la Paul Sacher Stiftung) se custodia asimismo el fondo documental del músico de Langenthal.
Acogía la iglesia gótica de Sankt Martin el primer concierto sinfónico del ciclo, regido por el propio compositor con gesto decidido y sonriente, de espontánea complicidad con los jóvenes músicos de la Hochschule für Musik, enfrentados a un muy exigente repertorio, cuya primera muestra (la obertura Manfred op. 115, de Schumann) adoleció de cierta timidez en algunas entradas piano y de un palpable descuadre dinámico del cierre, compensados por el espíritu enérgico de la versión, de secos y precisos sforzandi, bien subrayado papel de los metales y amplio legato de la cuerda.
Holliger director y compositor se fundieron en la segunda obra, Atembogen (1975/75), página ya clásica de la posvanguardia sonorista madura: entre fragilidad expresiva y violencia soterrada, gesto y sonido complementarios o contradictorios, inestabilidad y afirmación estructural, la composición obtuvo una versión convincente sobre todo en su segundo tramo y en la agónica coda, iluminando la enorme riqueza de comportamientos sonoros –efectos percutivos, afloramientos melódicos, lenta mutación de campos armónicos…– que esconde la concatenación discursiva de sus “arcos de aliento”, por rescatar una de las posibles traducciones de su ambiguo título.
Para cerrar el programa, Ravel y su ballet Daphnis et Chloé completo, para cuya interpretación las posibilidades de distribución instrumental y vocal en el escenario depararon tanto sugestivas posibilidades de diálogo tímbrico como obstáculos en el balance dinámico, con una percusión dispersa y una alejada masa coral. De atmósferas más refulgentes que soñadoras, salvo en un espléndido “Amanecer”, la versión raveliana de Holliger y los jóvenes intérpretes convocados destacó por sus crescendi bien dibujados, por sus articulaciones precisas y tempi ágiles (“Danza general”) y, singularmente, por una “Bacanal” conclusiva tan arrebatada como arrebatadora. Inevitable, por esta razón y por el carácter mismo del concierto, la nutrida y emotiva ovación que resonó en el espacio de la Martinskirche, que albergará también, el próximo 9 de marzo, la clausura de este “foco” puesto, con toda justicia, en la ciudad del Rhin sobre Heinz Holliger…
Germán Gan Quesada