BARCELONA / Una deslumbrante Turandot cierra la temporada de la OBC
Barcelona. L´Auditori. 25-V-2019. Puccini, Turandot. Elena Pankratova, Mikhail Vekua, Carmen Solís, Rubén Amoretti, Carlos Daza, Jordi Casanova, Beñat Egiarte, Marc Pujol, Joan Cabero. Cor Madrigal. Polifónica de Puig-Reig. Coro Infantil Amics de la Unió. Director: Kazushi Ono.
Con una dirección precisa, de imponente pulso dramático y refinada, capaz de dar oportuno relieve a detalles de la exuberante orquestación pucciniana que en otras lecturas pasan desapercibidos, Kazushi Ono ha puesto al pie al público del Auditori con una extraordinaria versión concertante de Turandot que ha cerrado, por todo lo alto, la temporada de la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya. Se lucieron, y mucho todas las secciones de la OBC, con metales brillantes y maderas de bello y flexible sonido. La cuerda sonó con cuerpo, con fuerza, arropando a los cantantes en una lectura de exquisitos matices en los que la excelente labor de las arpas y la celesta consiguieron efectos mágicos.
Ono se reveló como un gran director de ópera. De hecho, en el Liceu se presentó al frente de la compañía de La Monnaie con un gran montaje de Wintermärchen, de Philippe Boesmans y lo normal sería verle en periódicamente en acción en el foso liceísta, pero estas cosas no suceden en una ciudad que ha sido incapaz, hasta la fecha, de establecer un acuerdo artístico fructífero y relevante entre la OBC y el Liceu. Y eso que todos los grandes directores saben que la mejor forma de mejorar los reflejos y calidades de una orquesta es combinar con eficacia la ópera y el repertorio sinfónico. Otra de las claves del éxito artístico fue la plenitud y energía de una gran masa coral integrada por el Cor Madrigal, la Polifònica de Puig-Reig y el soberbio coro infantil Amics de la Unió.
Triunfó en su debut en Barcelona la soprano Elena Pankratova [en la foto]: voz de gran potencia, de color y sentido dramático, bien manejada con una gran técnica, aplomo y temperamento: una Turandot de muchos quilates que el público aplaudió con entusiasmo. Hay que aplaudir el arrojo y la solvencia del tenor Mikhail Vekua, pero no es voz para Puccini; le falta un lirismo y un fraseo más cálido, pero, a pesar de los reparos, sacó adelante el siempre comprometido personaje de Calaf. Muy bien cantada, con matices de exquisito gusto y lirismo cautivador, la Liù de la soprano Carmen Solís y de nobles acentos el sólido Timur del bajo Rubén Amoretti.
El reparto, bien cohesionado, funcionó a la perfección con el excelente Ping del barítono Carlo Daza, que canta con un fraseo de gran clase, y las muy notables prestaciones de los tenores Jordi Casanova (Pang) y Beñat Egiarte (Pong). También con acierto y solvencia plena el bajo Marc Pujol (Mandarín) y el tenor Joan Cabero (Emperador).
En julio, Kazushi Ono y la OBC interpretarán la última e inacabada ópera de Puccini en una gira por Japón como embajadora del arte y la música de la Olimpíada Cultural Tokyo 2020, en la que ofrecerán un variado repertorio que incluye El sombrero de tres picos, de Falla, la Novena de Beethoven, el último concierto para guitarra de Juan Manuel Cañizares y el innovador Concierto para dos shamisens de Fabián Santcovsky, escrita especialmente para el dúo Yoshida Brothers, virtuosos de este emblemático instrumento tradicional japones. Este concierto, estrenado con éxito este mes en el Auditori bajo la dirección de Ono, lleva el subtítulo de Cant de l´ombra doble como homenaje a la figura y grandeza espiritual de Pau Casals.