BARCELONA / Shi-Yeon Sung: sensaciones contrarias
Barcelona. L’ Auditori. 14-05-2021. Kristine Balanas, violín. Margarita Balanas, violoncelo. OBC. Directora: Shi-Yeon Sung. Obras de Vaughan Williams, Brahms y Haydn.
Mezcla de sensaciones tras lo escuchado en el último concierto ofrecido dentro de la temporada de la OBC, que contaba con la presencia de la directora coreana Shi-Yeon Sung y de las hermanas Kristine y Margarita Balanas como solistas para el Doble concierto de Johannes Brahms. Sensaciones contrarias en un concierto que empezó con una discreta interpretación de la maravillosa Fantasía sobre un tema de Thomas Tallis de Ralph Vaughan Williams y que, tras la página de Brahms. mostró con la Sinfonía nº 102 de Haydn las grandes cualidades musicales de Shi-Yeon Sung, la primera directora surcoreana que brilla en la escena internacional.
El Auditori presentó una gran entrada, dentro, eso sí, de las limitaciones de aforo consabidas. Shi-Yeon Sung, cuya formación en Berlín y Estocolmo tuvo como resultado ser nombrada por James Levine asistente suya en la Sinfónica de Boston, ha realizado una interesante carrera que la ha llevado a actuar al frente de la Radio France, la Sinfónica de Bamberg o la Filarmónica de Los Ángeles, entre otras orquestas. Su forma de dirigir es muy hierática, con un movimiento gestual más atento a la cuadratura rítmica que a encontrar un matiz sonoro. En la Fantasía sobre un tema de Thomas Tallis, el resultado fue en cuanto a matices y no respondió a esos grandes efectos de esta obra que han llegado a considerarse catedralicios. Faltó claridad en los contrastes polifónicos que se entablan entre el cuarteto de cuerda y la doble orquesta de cuerda.
Llego luego el turno de las hermanas Balanas, conocidas por sus actuaciones en salas como la Berliner Philharmonie o el Royal Albert Hall, y también por ser modelos de la Casa Vogue y de la Semana de la Moda de Londres. Su elegantísima presencia escénica tuvo como contrapunto una visión un tanto desigual en el Doble concierto de Brahms. La OBC, ahora al completo, seguía regida por el control técnicamente infalible de la directora, pero con una falta de expresividad y de apasionamiento que se hizo evidente en algunos pasajes del primer movimiento. Técnicamente impecables, Kristine y Margarita Balanas hacían emerger un sonido brillante, planteando un Brahms que se movía más en la obtención de un perfecto encaje técnico que en el apasionamiento implícito de esta página, estrenada en Colonia en 1887 por los célebres Joachim y Haussmann en los roles solistas. Fue el suyo un Brahms en el que en el bellísimo e intenso Andante en Re Mayor mostró los mejores destellos de las solistas y en el que los pasajes a la zíngara de la parte central del Vivace dieron muestras de naturalidad y fluidez melódica. Emergieron momentos intensos, pasajes apasionados, emotivos, reflejo del pathos que caracteriza a la música de Brahms. Pero faltó magnetismo, atribuible quizá a una falta de mayor flexibilidad dialogante con la orquesta. Ya fuera de programa, el talento de las hermanas Balanas afloró en dos repeticiones que encandilaron al público: el célebre tango Por una cabeza de Carlos Gardel, y los sonidos trepidantes de la música de Vivaldi.
Y con Haydn emergió todo el talento de Shi-Yeon Sung. Mucho más desinhibida, dejándose llevar por la musicalidad clásica que emerge de la décima de las sinfonías londinenses, la directora buscó matices, hizo dialogar con certeza a las secciones orquestales, acertó en las cuestiones expresivas del Adagio en Fa menor e hizo emerger toda la naturalidad implícita del Presto final.
Lluís Trullén