BARCELONA / Les Siècles, Roth y Faust seducen con la música de Stravinsky
Barcelona. Palau de la Música. 24-III-2022. Isabelle Faust, violín. Les Siècles. Director: François-Xavier Roth. Obras de Stravinsky.
El pasado año 2021 se conmemoraba el cincuentenario del fallecimiento de Igor Stravinsky, efeméride que en esta temporada ha sido recordada por Palau 100 con la programación de un concierto monográficamente dedicado al compositor ruso y protagonizado por Les Siècles. La orquesta francesa, bajo la dirección de François-Xavier Roth, volvía a la sala modernista tras su exitoso debut en abril del pasado año, en el cual ofreció una memorable versión de la Sinfonía nº 3 de Saint-Saëns. Ahora, junto a la violinista Isabelle Faust como solista del Concierto para violín, propusieron un programa en que dicha página concertante estuvo acompañada por los celebérrimos ballets El pájaro de fuego (Suite de 1945) y La consagración de la primavera.
Esta nueva mirada hacia Stravinsky que propone Roth con una orquesta que utiliza instrumentos históricos y que desgrana una lectura filológica de los ballets de Stravinsky ya recibió el Premio de la Crítica Discográfica Alemana y el Premio Edison. Y Roth ha logrado con sus grabaciones dedicadas a Berlioz, Ravel, Debussy, Dubois o Beethoven abrir nuevos horizontes interpretativos, sumándose a esa línea que, por ejemplo, llevan a cabo los English Baroque Soloists y la Orchestre Révolutionnaire et Romantique bajo la dirección de Gardiner, Anima Eterna con Jos van Immerseel o MusicAeterna con Teodor Currentzis. Y esta savia nueva de la que se nutre el panorama interpretativo está calando cada vez más entre un amplio número de adeptos deseosos de tener nuevas visiones paralelas a las propuestas más tradicionales.
Pero no todo vale. Roth y Les Siècles han perfilado un estilo basado en la claridad de las líneas melódicas, desgranando cada episodio musical bajo una mirada diáfana. En el Palau enfatizaron con un sonido eléctrico, primitivista, acorde con el salvajismo stravinskiano momentos de rítmica y tempo exigente, como el Presto del Juego del rapto o el Prestissimo de La danza de la tierra con la que se cierra el apartado dedicado a La adoración de la tierra. Fue una versión de la Consagración visceral, perfecta y precisa en lo rítmico, con un metal de sonido aterciopelado, con una percusión elocuente, pero en ningún momento desbocada. Y aquella calidez mágica que destila la lentitud de la Acción ritual de los antepasados o los sugerentes Círculos misteriosos de los adolescentes creaban una atmósfera en que la placidez de sonido, la belleza plástica, la claridad prístina de las líneas instrumentales emergían hasta imbuirnos en la plenitud narrativa de La Sacrée.
Previamente, resultó igual de mágico el paso de Roth y Les Siècles por la música del ballet El pájaro de fuego. Roth escogió la extensa suite de 1945, surgida tras la composición de las dos suites previas sobre el ballet realizadas en 1911 y 1919; esta nueva orquestación aseguraría al compositor ya afincado en Estados Unidos los derechos de autor de autor. De El pájaro de fuego nos fascinó su línea narrativa, el poder descriptivo y sugerente que envuelven las escenas del jardín del maléfico mago Kaschéi, la irrupción del príncipe Iván, la pluma del pájaro del fuego… Roth se sumergió en una lectura precisa y de preciosa lentitud, logrando pianissimi orquestales de una belleza plástica plena de sugerencias y, a su vez, haciendo emerger sonidos elocuentes que otorgaban un color aterciopelado y bellísimo, despojado de toda rudeza, de todo efectismo vacuo de contenido y ofreciendo así esta mirada nueva hacia Stravinsky que sedujo al público que llenaba el Palau.
Como guinda del concierto, una solista del calibre de Isabelle Faust para recrearnos el poco programado Concierto para violín del propio Stravinsky. De la Toccata al Capriccio pasando por sus dos delicadas Arias, Faust y Les Siècles se centraron en una versión a caballo entre lo enérgico y lo cálido, entre lo visceral y lo poético, en una perfecta proporción de registros que nos permitían saborear las líneas melódicas, los entresijos rítmicos, los colores más tamizados que proporcionaban los instrumentos de la orquesta de principios de siglo para disfrutar de este concierto en toda su plenitud. Versión que ahondaba en la musicalidad más profunda, en una muestra que brilló por igual el virtuosismo como la poética que respira esta fascinante composición de la que Isabelle Faust ha realizado una recreación. Bravos y más bravos para una solista que repitió triunfo en el Palau y que concluyó junto a la orquesta ofreciéndonos un fragmento del ballet neoclásico Apollo musagète del propio Stravinsky.
La sala modernista construida en la primera década del pasado siglo, la Consagración (estrenada en 1913) y Les Siècles interpretando el programa con instrumentos franceses de aquella época propiciaron un entorno estético fascinante para este inolvidable monográfico Stravinsky.
Lluís Trullén