BARCELONA / Laura Farré, una mirada oriental hacia la herencia de Messiaen
Barcelona. Palau de la Música Catalana. 17-09-2021. Laura Farré Rozada, piano Obras de Jodlowski, Chin, Guix, Ravel, Messiaen, Takemitsu, Fujikura y Zhao.
Cuando, en 2018, la pianista Laura Farré lanzó el álbum que suponía su debut debut discográfico, The french reverie, con una exitosa gira de presentación que transcurrió por cinco países —con conciertos en Nueva York, Los Ángeles, Toronto, Madrid y Barcelona, entre otras ciudades—, ya dio cumplida cuenta de sus grandes cualidades interpretativas. Formada en Barcelona y Gran Bretaña, Farré sigue explorando el panorama contemporáneo y ahora ha presentado, con un recital en el Palau de la Música Catalana, su nuevo CD, Nimbus, que, en palabras de la propia artista, es “un viaje musical por las posibilidades creativas del agua”.
Farré es una intérprete que escruta hasta el más mínimo detalle para extraer del piano un abanico de sonoridades en el que las temibles complejidades técnicas que pueden aparecer en obras como el Preludio nº 8 Un reflet dans le vent de Messiaen, la célebre Gaspard de la nuit de Ravel o Rains tree sketch II, in Memoriam Olivier Messiaen de Takemitsu, no le suponen obstáculo alguno para adentrarse en una especie de magia sonora en la cual los matices más delicados coexisten con un pianismo aguerrido, percutivo y de enorme magnitud a la hora de conseguir grandes volúmenes sonoros.
En este trabajo incluye, además, obras de Jodlowski, Chin, Guix, Fujikura y Yixuan Zhao Zhao —compositora de la que interpretó Still Life, pieza dedicada a la propia Farré y escrita en 2020 durante la pandemia—. Farré sigue mostrando su admiración por la música de Messiaen y el impacto que, junto a otros autores contemporáneos, ha ejercido la música del autor francés en el piano oriental. Obras de la surcoreana Unsuk-Chin —alumna de Ligeti— o del japonés Dai Fujikura —alumno de George Benjamin, que a su vez fue discípulo de Messiaen– llenaron el Palau de música acumulativa rica en colores y de altísima exigencia técnica, que Farré superó con creces. La vertiente poética que derrochó en la orientalizante Drizzle Draft de Josep Guix o en la compleja Série blanche de Pierre mostraron a una Farré capaz de crear una atmósfera en la que la sensibilidad y la rudeza de sonido convivieron en perfecta armonía.
Lluís Trullén