BARCELONA / Lang Lang, fiel a sí mismo

Barcelona. Palau de la Música. 22-04-2022. Lang Lang, piano. Obras de Schumann y Bach.
Por fin Lang Lang pudo retornar al Palau de la Música barcelonés tras varias cancelaciones en temporadas anteriores. Lo hizo para ofrecer su personal visión de las Variaciones Goldberg, ante un público que abarrotó la sala modernista y que obligó a colocar, incluso, un centenar de localidades sobre el propio escenario. Siguiendo la pauta marcada por las grabaciones que publicó en 2020 —en directo desde la Thomaskirche y, poco después, en estudio—, el pianista chico recreó vio en el Palau una obra que le ha acompañado desde que la interpretó, con solo diecisiete años, ante Christoph Eschenbach. Lang Lang se aleja del Bach canónico, pues se mueve entre una manifiesta lentitud y unos pianissimi muy marcados, adentrándonos en un uso de dinámicas en el que irrumpen forte desaforados y tempi que, en determinadas variaciones, son exageradamente veloces.
Con no pocas licencias ornamentales en las repeticiones, su Bach es un alarde de técnica y precisión en el articulado, rotundo en los ataques (ni rastro de la tendinitis) y con unos contrastes llevados al extremo. La parsimoniosa escogida para el aria inicial o para aquella “perla negra dentro de un collar de perlas blancas”, como definía Landowska a la variación 25, contrastaba con sonoridades vehementes al más puro pianismo romántico (variación 29) o con una rapidez llevada al límite en la variación 24, con sus característicos cruces de manos. Su discurso narrativo pudo resultar por momentos abrupto, debido a esa desmesura en los efectos. Pocos días atrás escuchamos en la misma sala —ante poquísimo público— a una Nosrati excepcional interpretando un Bach canónico en las Partitas. Ahora habrá que estar atentos a la interesante propuesta musicológica que ofrecerá Jean Rondeau con las Goldberg. Por de pronto Lang Lang, nos ha demostrado que sigue fiel a una apuesta tremendamente personal.
Lang Lang abrió el recital con una contrastada versión del Arabesque de Schumann y lo terminó ante un público entregado con el Gran vals brillante op. 18 de Chopin y la pieza tradicional china Flor de Jazmín. Más allá de que podamos estar de acuerdo o no con sus versiones, siempre debemos agradecer a Lang Lang ese magnetismo que llena salas de conciertos, a veces con presencia de un de un público novel, que buena falta hace.
Lluís Trullén