BARCELONA / José Bros y la JOSB: ópera a favor de la infancia
Barcelona. Palau de la Música Catalana. 2-XII-2019. José Bros, tenor. Jove Orquestra Simfònica de Barcelona (JOSB). Director: Josep Caballé Domenech. Obras de Bizet, Chapí, Cilea, Donizetti, Leoncavallo, Mascagni, Puccini, Sorozábal, Verdi y Vives.
A base de tesón, ilusión y talento, el director de orquesta Carlos Checa lleva las riendas de la Jove Orquesta Sinfónica de Barcelona (JOSB), la formación que fundó en 2015 con el saludable objetivo de formar jóvenes instrumentistas y difundir el gran repertorio en conciertos gratuitos y benéficos que cuentan con la complicidad y el patrocinio de diversas fundaciones y empresas privadas. En el segundo concierto de su quinta temporada, con un llenazo en el Palau de la Música Catalana, han saboreado las mieles del éxito en una gala lírica solidaria a beneficio de UNICEF con dos artistas invitados de lujo, el tenor José Bros y el director Josep Caballé Domenech.
A veces, en este tipo de conciertos a base de arias, romanzas, preludios y oberturas de diverso calado, acecha el peligro de la rutina. Pero la pasión desbordante de Bros -en un momento vocal magnífico- y el no menor entusiasmo y experiencia en la escena internacional de Caballé Domenech, inyectaron buenas dosis de entusiasmo a una plantilla de músicos muy jóvenes – de 16 a 20 años- que respondieron con ilusión y entrega máxima en un concierto muy especial, organizado para conmemorar el 30 aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño, el tratado más ratificado de la historia.
La obertura de Don Pasquale —una pieza más dificil de lo que parece— caldeó el ambiente al momento y en su primera intervención Bros sentó cátedra belcantista con Una furtiva lagrima exquisitamente fraseada. Tras el brillante Preludio de Carmen, la elegancia y la dicción clara del tenor dio justo vuelo lírico, sin concesiones sentimentales, al Lamento di Federico de L´Arlesiana. En la obertura de La forza del destino, otra de esas páginas orquestales de gran exigencia – hay conjuntos profesionales que no siempre están a la altura de la escritura verdiana- se disfrutó la calidad de las maderas y los metales, con una cuerda grave más cohesionada y precisa que los violines. Eso sí, la energía verdiana llegó con fuerza. Por su parte, Bros se marcó una antológica Mattinata y, como sorpresa, un Nessun dorma de apasionados acentos.
Ya que el objetivo principal de estos conciertos es que los jóvenes músicos aprendan diversos repertorios, el apartado orquestal incluyó ópera y zarzuela, con notables resultados, a pesar del siempre corto tiempo de ensayos, en páginas tan conocidas como el Intermezzo de Cavalleria rusticana, el preludio de La revoltosa, el Fandango de Doña Francisquita y, ya en las propinas, el preludio de Agua, azucarillos y aguardiente, con gracia y buen estilo. También con la zarzuela, Bros disparó el entusiasmo con una apasionada interpretación de la romanza No puede ser, que después ofreció como bis junto a la celebérrima Granada.
Javier Pérez Senz