BARCELONA / Franco Fagioli dirige un ‘Mesías’ de aciertos y defectos
Barcelona. Palau de la Música. 15-XII-2022. Haendel: El Mesías. Margherita Maria Sala, Marie Lys, Pablo Bemsch, Alex Rosen. Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana (Xavier Puig, director). Orchestre de l’Opéra Royal de Versailles. Director: Franco Fagioli.
Franco Fagioli, cuya carrera como contratenor es un derroche de excelencias, ha dado un salto, no sabemos si excepcional o con intención de continuidad, a la dirección de orquesta. Así se ha presentado en el Palau al frente de un conjunto sumamente adecuado para quien, hasta ahora como cantante, se mueve especialmente bien en el repertorio barroco y con orquestas especializadas en la interpretación historicista. En este caso se trataba de la Orchestre de l’Opéra Royale de Versailles, con la que colaboró de forma impecable y brillante el Cor de Cambra del Palau, tanto que cabe calificarlo como lo mejor de los intérpretes.
Fagioli, desde luego, se movió muy cómodo al frente de ese repertorio e intérpretes, pero no pasó de ser, como director, correcto. Tiene una gestualidad reducida, con un constante alzar y bajar de brazos simétricamente en repetición casi constante; mantiene un tempo muy poco susceptible de variaciones y matices. La orquesta, dentro de altos niveles de ejecución técnica, estuvo plana, brilló raramente (y no será porque la partitura del Mesías no ofrezca oportunidades de brillo).
Por lo que se refiere a los solistas vocales, para empezar un despiste de programación: en la esquela en que venían referidos los números de la partitura, repetidamente se atribuían recitativos y arias a un inexistente contratenor, pues esa parte corrió a cargo, según el uso tradicional, de la contralto Margherita Maria Sala. Por cierto, que habríamos preferido que el propio Fagioli cantara esas partes (pero en esta función jugaba a otra cosa). La citada contralto y la soprano Marie Lys desempeñaron su papel sin pena ni gloria, esta última con poca voz, ambas adecuadas en lo estilístico, pero con emisión y proyección de la voz más bien escasas. Sencillamente mal estuvo el tenor Pablo Bemsch. Lo mejor del cuarteto vocal fue la contribución del bajo Alex Rosen, de bella voz oscura y bien colocada y emitida, si no muy grande, sí suficiente y bien modulada. Su interpretación del aria The people that walked, como la de Why do the nations y la escrita con trompeta obligada The trumpet shall sound merecen ser destacada ser destacadas.
La parte del león, ya se ha dicho, correspondió al coro, técnica y estilísticamente bien preparado por Xavier Puig. En todas sus intervenciones estuvo exacto, comedido o exultante. Ni que decir tiene que en el Halleluja! y en el Amen final todos (coro, orquesta y director, que aquí es donde estuvo mejor) se mostraron brillantes y entusiastas, y entusiasmaron a un público entregado a aplausos sin fin. Con sus defectos y sus aciertos escuchamos un Mesías más, que, habida cuenta de la satisfacción que produjo, no es poca cosa.
José Luis Vidal