BARCELONA / Divina Anne-Sophie Mutter

Barcelona. Palau de la Música Catalana. 2-VI-2021. Anne-Sophie Mutter, violín. Orquestra Simfònica Camera Musicae. Director: Tomàs Grau. Obras de Beethoven.
Un Palau que se llenó al máximo del aforo permitido recibía con una cerrada ovación a una elegantísima Anne-Sophie Mutter para interpretar el Concierto para violín de Beethoven, su obra fetiche desde que a la violinista alemana la encumbrara Karajan hace más de cuarenta años. Desde aquella lejana década de los 70, Mutter ha seguido sublimando esta obra hasta llegar a producirse una simbiosis entre ella y esta maravillosa página concertante beethoveniana, para deleite de miles y miles de aficionados de distintas generaciones.
Acompañada por la OSCM y bajo la dirección de Tomàs Grau –el concierto suponía el colofón de la temporada del decimoquinto aniversario de la orquesta–, desde que surgió la primera nota de su violín Mutter nos sedujo con un sonido mágico e inconfundible, que responde a un estudio pormenorizado hasta del más recóndito detalle de una partitura que domina a la perfección.
Con el paso de los años, Mutter ha ido abordando los dos primeros movimientos con lentitud y una recreación que busca efectos a base de pianissimi imposibles, del empleo del ritardando en los finales de frase, de zambullirse en una plasticidad de los timbres con la que logra una belleza de dicción prodigiosa… El suyo es un Beethoven alejado de todo formalismo convencional, pues atesora aquella herencia romántica que legaron los legendarios Menuhin, Oistrakh, Szeryng o Stern, a la que Mutter añade su inconfundible sello personal.
Mutter nos empapó de multitud de sensaciones: vehemencia, refinamiento, sublime dicción, apasionamiento… Nos magnetizó con su infinita capacidad de recursos en un discurso multicolor dotado de una extrema profundidad musical. Es la personal mirada de Mutter hacia una obra que la ha llevado hasta un cénit interpretativo que sigue inmutable pese al paso de los años.
El primer movimiento irradió musicalidad romántica, gracias a una técnica depuradísima que surge de su elegancia interpretativa –el movimiento de su archetto sigue siendo bellísimo–. En el Larghetto recreó una atmósfera muy personal con el ritardando en los finales de frase y con unos pianissimi de gran efectismo y belleza. La Mutter más radiante llegó con una espectacular versión del Rondo, que estuvo llena de virtuosismo gracias a la extraversión que emana del primer motivo y a su sugestiva inmersión en el inolvidable pasaje en Sol menor, culminando un maravilloso trayecto con los dos acordes cadenciales finales en forte en tono mayor, antesala de una salva de bravos por parte un público rendido a la violinista alemana.
Mutter no quiso despedirse sin tener un recuerdo para todas aquellas personas que se han visto fatalmente afectadas por la pandemia. Lo hizo interpretando la delicadísima Romanza en Fa nº 2 op. 50 del propio Beethoven, que supuso, de nuevo, que el Palau entero se rindiera ante una artista que sigue fascinando con su constante derroche artístico.
El buen trabajo que la OSCM ya mostró jornadas atrás acompañando a otro ilustre beethoveniano como es Buchbinder, se vio corroborado aquí con una brillante interpretación de la Sinfonía “Eroica”, partitura que la orquesta saldó con eficiencia, muy especialmente en un último movimiento, en el cual el juego de contrastes temáticos permitió comprobar el buen hacer de unos instrumentistas que, temporada tras temporada, muestran un altísimo nivel.
Lluís Trullén