BARCELONA / Calurosa despedida de Kazushi Ono como titular de la OBC

Barcelona. L’Auditori. 28-V-2022. Mahler: Segunda sinfonía, “Resurrección”. Lydia Teuscher, soprano; Mihoko Fujimura, mezzosoprano. Orfeó Català. Director del coro: Pablo Larraz. Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC). Director: Kazushi Ono.
Kazushi Ono inauguró su titularidad al frente de la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) en el año 2015, dirigiendo el Requiem de Fauré. Ahora ha elegido para su despedida —el curso que viene será sustituido por Ludovic Morlot— una inmensa partitura cuyo primer movimiento, en Do menor, es también de carácter fúnebre, ya que recupera un Totenfeier (ceremonia fúnebre) que se desarrolla de forma imparable hasta acabar triunfalmente con una rotunda afirmación de inmortalidad en el tono de Mi bemol mayor. Nos referimos, claro está, a la Segunda sinfonía en Do menor, “Resurrección” de Gustav Mahler.
Desde el fúnebre comienzo —excelente el ominoso ataque de la cuerda grave— hasta el majestuoso final, dirigido con indiscutible autoridad por Kazushi Ono, este mantuvo el pulso de la orquesta a través de los cambiantes momentos de la compleja partitura, en la que —según palabras de Bruno Walter, discípulo de Mahler— “un maestro acaba de encontrar su estilo (…) con una maravillosa construcción, con sus tremendas contradicciones y las contracciones inevitables de la polifonía”. Ese carácter hace que dirigirla requiera un conocimiento profundo de la partitura y una versatilidad sabia, adecuada a cada uno de los cambiantes movimientos y temas: abrupto el complejo primer movimiento, sereno, casi idílico, el segundo, “infernal e irónico a la vez” (Vignal), de nuevo en Do menor, el tercero…
Ono dirigió siempre con autoridad y flexibilidad tanto esos movimientos exclusivamente orquestales, como la versión del cuarto y quinto movimientos, primeros en los que Mahler introduce las voces —coro y dos solistas—. La mezzosoprano Mihoko Fujimura se desempeñó en el Urlicht (Luz original), el cuarto movimiento, con corrección, adecuándose al estilo sereno, “muy solemne, pero simple”, de su breve canción. Su su voz, aunque de bonito color oscuro, pareció un tanto pequeña. Con mayor voz e igual adecuación estilística se produjo la soprano Lydia Teuscher. La entrada repentina en medio del torrente orquestal, en pianísimo y a cappella, del coro, el sublime Auferstehen, ja auferstehen wirst du (Resucitarás, sí, resucitarás), alma de la sinfonía, dio la alta medida de la interpretación del Orfeó Català: impresionante el momento en que los coristas, que hasta entonces habían cantado sentados, se levantaron para la peroración final, de nuevo sobre el citado texto (esta vez, en majestuoso tono de Mi bemol mayor)
Triunfal despedida al frente de la OBC de Kazushi Ono, que recibió aplausos cálidos y prolongados, incluso con entusiasmo.
José Luis Vidal