Bach bien vale una misa

Confieso que no soy creyente en el sentido religioso del término. Pero sí creo en Bach, Padre Todopoderoso de la Música, Creador del Cielo de la Belleza y de la Tierra del Consuelo. No hace falta profesar ninguna religión para inclinarse ante la omnipotencia de Bach para indagar en el corazón humano, comprender nuestros miedos y nuestras desdichas, también nuestros anhelos y aspiraciones, nuestra inextinguible búsqueda de la felicidad, siempre con el Otro como nuestro espejo inseparable.
Por eso estoy seguro de que, sean cuales sean las creencias del lector, no podrá sustraerse a esa llamada a nuestro yo profundo que Bach compuso a lo largo de los años y que se llama Misa en Si menor BWV 232. Ahora que hay tiempo, escúchenla reposadamente, déjense llevar por el ir y venir del ostinato del primer Kirie y elévense sobre las tribulaciones del presente con el Agnus Dei. Mi recomendación es esta grabación en vivo del 19 de julio de 2011 en la Abadía de Fontfroide de Narbona, con un espléndido Jordi Savall al frente de esos “ejércitos de generales” que son La Capella Reial de Cataluña y Les Concert des Nations.
Andrés Moreno Mengíbar