Arte y locura en Hugo Wolf
Las relaciones entre el arte, la locura y la santidad nos vienen preocupando desde, al menos, Platón, quien confinaba a los poetas en los arrabales de la ciudad razonable y virtuosa. Sin ir tan lejos podemos hallar a posesos en el Romanticismo, cuando se asoció el genio con lo demoníaco. De Romanticismo tardío se ocupa la selección de artículos hecha por Roberto Vivero Recuerdos de Hugo Wolf. Entre el cariño y la polémica (Ápeiron Ediciones, Madrid, 2022, 179 páginas). Vivero ha seleccionado y traducido una veintena de textos, incluido su prefacio, que datan de 1897 a 1940, todos vinculados al compositor en diversas tesituras: recuerdos personales, reseñas críticas, evaluaciones culturales que comparan a Wolf con el Bruckner que el propio Wolf critica y con otro compositor, esta vez aficionado tanto a la música como a la filología y la filosofía, llamado Friedrich Nietzsche.
Wolf tuvo en vida fama de raro y poco tratable. Era áspero y arrebatado en sus relaciones, lo cual casaba bien con sus propuestas estéticas. En efecto, fuera de una obra sinfónica y operística más bien modesta, en el mundo de la canción de cámara figura en primer rango pero con unas propuestas de acidez armónica y gesticulación expresionista que desconcertaron a muchos contemporáneos. A ello se añade su tarea como crítico musical, inteligente y pendenciero. No faltaron quienes lo consideraron un loco, extremo que se vio tristemente ejemplificado cuando enfermó de una sífilis con efectos sobre su estado mental.
A Wolf le costó paciencia —tenía poca— y tiempo —tampoco le sobró— para ser aceptado por el canon y ser visto como un precursor que, como todos los precursores, también fue un liquidador. Con él, con Mahler, Strauss y Korngold, por no ensanchar la lista, se hacen las cuentas finales del Romanticismo, es decir el arte que, en cierta zona de su mundo, vacila entre locura y santidad. Una zona donde Dostoievski pone a un profeta con fama de idiota y a un asesino con alma de redentor. ¿Podría haberse apuntado a Wolf en su proximidad? La útil antología memorialística y crítica compuesta por Vivero ayuda a contestar esta y otras preguntas sobre la persona y el orbe wolfianos. Un crítico como Hermann Bahr, un biógrafo como Heinrich Werner y una memorialista como Alma Mahler colaboran, entre tantos, a aproximar respuestas y sugestiones. Los límites entre el arte y la locura, entre lo excepcional del genio y la normalidad del hombre medio, son borrosos. Sólo la contundencia de la obra se impone con ribetes de elocuencia, en especial si media ese arte de la emoción irracional y la melografía razonable, ese arte que llamamos la música.
Blas Matamoro
1 comentarios para “Arte y locura en Hugo Wolf”
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