ARANJUEZ / Banquete galante
Aranjuez. Teatro Real Carlos III. 13-XII-2020. XXVII Festival de Música Antigua de Aranjuez. Concerto 1700. Director: Daniel Pinteño. Obras de Brunetti, Boccherini y Haydn.
Cada festival de música que concluye sin cancelaciones ni modificaciones es un pequeño triunfo de la cultura frente a la pandemia vírico-política que sufrimos en España. Aunque recortado respecto a ediciones anteriores, el de Música Antigua de Aranjuez ha dejado bien claro que se pueden celebrar conciertos sin peligro para quienes acuden a ellos. Asistir a un auditorio, a un teatro o a una iglesia para escuchar música entraña menos riesgo que salir a la calle, porque todo está perfectamente controlado. Nuestras bienamadas autoridades deberían hacer una verificación estadística para comprobar cuántos contagios ha habido en estos escenarios desde que concluyera el confinamiento, antes de lanzarse como posesos a cerrar espacios, a suspender actividades y a establecer ridículos aforos que no son más que un brindis al sol para aparentar que se preocupan de la salud de los ciudadanos, mientras el sector de la cultura agoniza por este estado de parálisis al que ha sido condenado.
El último concierto de la XVII edición del Festival de Música Antigua de Aranjuez agotó todo el papel que se había puesto a la venta (aforo limitado al 66 por ciento), lo que demuestra las ganas que tiene la gente de escuchar buena música. Y eso que el nombre sobre el que orbitaba el programa no es de los más conocidos: Cayetano Brunetti, quien, por cierto, estuvo muy vinculado a Aranjuez, ya que fue el encargado desde 1778 de las músicas que se interpretaban durante las festividades en esa localidad durante las estadías de la familia real (primero, con Carlos III y luego, con quien fuera su patrón, Carlos IV). Brunetti, además, falleció en Colmenar de Oreja, municipio que linda con Aranjuez.
Bueno es que cada día haya más grupos que se dediquen a rescatar la música de este excepcional compositor, que, por mucho que naciera en Italia, ha de ser considerado español a todos los efectos, ya que llegó a nuestro país cuando solo tenía 14 años y aquí vivió ininterrumpidamente durante cuatro decenios. Aquí se casó y aquí tuvo hijos. Y aquí compuso toda su música, que fue mucha. Brunetti admiró a su paisano Luigi Boccherini, establecido también en España durante aquel periodo, y a Franz Joseph Haydn, como lo prueba el hecho de que mandara copiar para la corte española numerosos tríos y cuartetos, y una sesentena de sinfonías del compositor austriaco. Nada más apropiado, por tanto, que Boccherini y Haydn formaran igualmente parte de este programa.
Brunetti elaboró 52 tríos de cuerda (al menos, esos son los que se conservan). Más o menos la mitad están escritos para dos violines y violonchelo (es fácil deducir que los dos violines eran el suyo y el de Carlos IV, que, al parecer, era un mañoso intérprete), pero la otra mitad tiene un formato más inusual: violín, viola y violonchelo. Para diferenciarlos de los anteriores, los denominó divertimenti. Estaban destinados al solaz del duque de Alba, gran aficionado a la viola. Concerto 1700, la formación que dirige el violinista Daniel Pinteño, tocó por primera vez en tiempos modernos cinco de esos divertimenti el pasado verano, y ahora, de nuevo con la violista Isabel Juárez y la violonchelista Ester Domingo, ha tocado en Aranjuez tres (Re menor L136, Sol Mayor L127 y Si bemol Mayor L140, con edición de las partituras a cargo del musicólogo Raúl Angulo, de la Asociación Ars Hispana), junto al Divertimento en Si bemol Mayor Hob. V:8 de Haydn y al Trío en Re Mayor nº 4 op. 14 de Boccherini.
Pinteño, Juárez y Domingo no son lo que se entiende por un trío estable (el orgánico de Concerto 1700 varía en función de las obras que afronta), pero los tres llevan tiempo tocando juntos y alcanzan un grado de excelencia admirable, lo cual es siempre de agradecer, ya que no abundan en España este tipo de formaciones camerísticas que se dedican a tocar música del periodo Galante y del primer Clasicismo con instrumentos originales y criterios historicistas. A pesar de la sequedad acústica del Teatro Real Carlos III (más molesta para quien toca que para quien escucha), se les notó cómodos y compenetrados, alcanzando momentos de extraordinaria brillantez. Es lo que tiene la buena música: propicia el lucimiento si el intérprete sabe lo que se trae entre manos. Como propina, Pinteño, Juárez y Domingo ofrecieron transcripción para trío de cuerdas del Aria de las Variaciones Goldberg bachianas, sustancialmente diferente de la recurrente de Dmitry Sitkovetsky (no digo el nombre del autor de la transcripción por lo que ustedes suponen).
Eduardo Torrico