Ánimo

Hace más o menos año y medio entrevistaba para SCHERZO al director costarricense pero nacido en Nicaragua Giancarlo Guerrero. Un estupendo director y un hombre enormemente afable, con esa expansión latina que nos une de inmediato a los de uno y otro lado del océano y esa capacidad de entusiasmo tan norteamericana sin la que es difícil triunfar en un territorio no precisamente favorable, en principio, a los de más al sur. Guerrero empezó su carrera como director en USA en Eugene, Oregón, es decir en un estado progresista y con una orquesta que antes que a él había tenido como titulares a una mujer —Marin Alsop— y a un peruano —Miguel Harth-Bedoya. Antes había sido asistente de un japonés —Eiji Oue— en Minnesota. Así, pues, cuando llegó a Nashville a hacerse cargo de la Sinfónica de la ciudad de la música country tenía esa experiencia artística y de relaciones públicas sin la cual es difícil triunfar allí como director de orquesta. Y lo hizo. Pero llegó la crisis del coronavirus, los contagios, el miedo, la aflicción de las audiencias por tener que salir de casa, el retraimiento de los patrocinadores y, finalmente, el cierre. La Nashville Symphony perdía ya 8,6 millones de dólares —el 30% de sus ingresos previstos— y, teniendo en cuenta que los gastos operativos suman 2,3 millones al mes, decidía cancelar la temporada y despedir a sus músicos, incluido su director. Y eso sucedía en el mejor momento artístico y mediático de una orquesta que no paraba de grabar discos y de ganar premios Grammy. No existe allí, como en Europa, el colchón de las administraciones y la crueldad que supone eliminar una orquesta se disfraza de obligación necesaria si se pretende volver algún día, como la de Nashville desea seguramente. Recuerdo la felicidad de Guerrero durante nuestra conversación y cómo sentí enormemente tan malas noticias.
Pero he aquí que al menos un cierto consuelo, una como justicia poética, le habrá llegado al maestro —que está también ligado a la Filarmónica de Wroclaw y a la Orquesta Gulbenkian de Lisboa— con el resultado de las elecciones en Estados Unidos. Le preguntaba yo al final de la entrevista:
– Usted es un trabajador latinoamericano en Estados Unidos y que juega un papel fundamental en su cultura. ¿Qué piensa de lo que dice el presidente Trump acerca de la inmigración?
Y él me respondía:
– Yo fui un emigrante, un refugiado… Lo que está haciendo Trump es una locura y que haya gente que lo apoye más locura aún. Puro deseo de poder, ridículo absoluto.
Pues bien, Trump ha perdido las elecciones. Y Biden ha ganado en Nashville aunque haya perdido en Tennessee. Giancarlo, mientras espera que vengan tiempos mejores, estará contento porque un loco ha dejado de ser presidente de Estados Unidos.
Hector Berlioz: Obertura “El carnaval romano”. Orquesta Sinfónica de Galicia. Director: Giancarlo Guerrero.
Luis Suñén