ALICANTE / Yulianna Avdeeva, paradigma del mejor piano contemporáneo
Alicante. Teatro Principal. 10-X-2023. Temporada Sociedad de Conciertos de Alicante. Yulianna Avdeeva, piano. Obras de Bach, Shostakovich, Szpilman y Prokofiev.
Desde que en 2010 ganara la medalla de oro del Concurso Chopin de Varsovia tras encandilar a jurado y público, la carrera de Yulianna Avdeeva (Moscú, 1985) no ha parado de crecer. Hoy es paradigma del mejor piano contemporáneo. Un modo de tocar que amalgama la mejor tradición soviética con un talento en primera persona, inteligente, despierto y sensible, que marca sus interpretaciones de modo inconfundible. Todo lo hizo patente en el programón que interpretó el martes en Alicante, en la temporada de campanillas de la Sociedad de Conciertos de Alicante, en el que recorrió obras de Szpilman (compositor del que ella es máxima abanderada) y Prokofiev, además de espejear músicas de Bach y su heredero Shostakovich.
El piano de Avdeeva es riguroso a lo Sokolov o Volodos. Ninguna concesión ni efecto ajeno a la música. Tan sobrio como profundo y apasionado. Ningún gesto de más. Ningún aspaviento ajeno al efecto musical. Desde que irrumpe en el escenario y saluda rápida y levemente, el foco está dirigido al corazón de la música, a la entraña de la partitura que tiene ante sí. El Bach inicial –Segunda suite inglesa– estaba exento de cualquier amaneramiento o exceso. El pedal (escueto siempre) realza la portentosa claridad de la interpretación, de sus voces, planos y secretos. Registros y dinámicas fluyen así de modo tan natural como preciso. Un Bach perfecto y perfectamente arquitectonizado. Luterano, que fascina en su pureza y rigor, en la precisa cuadratura, en su equilibrio cargado de sutileza y sugestión. De nítida ornamentación y fraseo. Más cercano a los de Richter, Nikolayeva o Sokolov que a los de Feinberg, Gould, Gulda o Schiff. Un Bach sustancialmente barroco y estilizado, pero también definitivamente pianístico. Vanguardista sin tiempo. Un milagro.
Después de la suite inglesa, dos preludios y fugas de Shostakóvich enraizados en su ancestro bachiano. Idéntica pureza y rigor; pareja factura armónica y contrapuntística. Avdeeva administra con sensible inteligencia sus vigorosos medios técnicos, que empeña en revelar la obra de arte ajena a cualquier sofisticación exhibidora. Luego, tras Shostakovich, de nuevo Bach, la Tocata en Re mayor, pórtico de la suite La vida de las máquinas, de su adorado Władysław Szpilman (1911-2000), quien con humor y una escritura pianística de altos vuelos juega con el tema recurrente de las máquinas y su inmersión en ámbitos humanos, tan en boga en los años treinta del siglo pasado, cuando el compositor y pianista polaco –que inspiró la película El pianista (2002), de Roman Polanski– compuso los tres movimientos de la suite.
Tras la pausa, y como obra única en la segunda parte del recital, la monumental Octava sonata de Prokófiev. “Monumental” más por su genialidad y ambigua diversidad, por su lirismo, fantasía y originalidad, por su excepcional factura pianística, que por su duración más o menos convencional (en torno a media hora). Versión impactante, fantasiosa, con sus tintes scriabinianos. Lírica y corrosiva a un tiempo. Ensueño y sugestión. Puro Prokofiev. Obra de cabecera de los grandes del piano soviético –desde Guilels, que la estrenó en 1944, a Kissin, Nikolayeva, Richter, Sokolov , Trifonov o la propia Avdeeva–, en Alicante fue colofón de este recital excepcional de principio a fin. El éxito, claro, fue total. En los bises, no faltó el Nocturno póstumo en do sostenido menor, de Chopin. Precisamente la obra que Szpilman tocaba el 23 de septiembre de 1939, cuando comenzaron a caer bombas alemanas durante el Asedio de Varsovia. Guiño último y agudo al hilvanado recital.
La actuación de Avdeeva, que en España ya fue aplaudida en los festivales de Granada e Iturbi de Valencia, se enmarca en la programación de la Sociedad de Conciertos de Alicante, que en la actual temporada cuenta con la participación de artistas y conjuntos como Viktoria Mullova, András Schiff, Francesco Piemontesi, Trío Zukerman, Cuarteto Schumann, Anna Lucia Richter, Gil Shaham o Gerhard Opptiz. Una agenda de campanillas que es foco y referencia de la melomanía de la ciudad de Óscar Esplá. También en destino de los aficionados centroeuropeos que residen en el benigno litoral alicantino. No solo de playa, sol, paella y hamaca vive el hombre.
Justo Romero
(foto: Ángel Luis Juste)