ALICANTE / Laberintos Ingeniosos: florilegio musical del Siglo de Oro
Alicante. Auditorio ADDA. 6-III-2021. Laberintos Ingeniosos (Xavier Díaz-Latorre, Giovanni Bellini, Carles Blanch y Josep Maria Martí Duran). Arreglos y adaptaciones para vihuela de obras de autores anónimos y compositores españoles del Siglo de Oro.
El grupo de música antigua Laberintos Ingeniosos, que lidera Xavier Díaz-Latorre, ha sido el encargado de que el ADDA reinicie su actividad después de dos meses de confinamiento por la última ola de la pandemia Covid-19, la cual ha afectado con severidad a prácticamente la totalidad de las actividades culturales de Alicante. El concierto hay que encuadrarlo en la programación que el auditorio dedica desde hace nueve años a la música de guitarra en el semestre de enero a junio en colaboración con el Máster en Interpretación de Guitarra Clásica de la Universidad de Alicante, que cuenta con un claustro de profesores integrado por los más importantes virtuosos del mundo que a su vez actúan en selectísimo ciclo de conciertos. Su dirección artística y académica, como en cursos anteriores, ha querido hacer una incursión en el arte musical de los ancestros de la guitarra como necesaria conexión con su pasado para entender la evolución del tañer a lo largo de los últimos siglos hasta llegar al actual esplendor universal que goza nuestro instrumento por antonomasia.
Siguiendo la intención del Libro de descripción de verdaderos retratos de ilustres y memorables varones del gran pintor barroco Francisco Pacheco, maestro y suegro de Velázquez, editado en Sevilla en 1599, en el que se recogen retratos de máxima pulcritud manierista realizados a lápiz de los hombres más ilustres de la época de la capital hispalense, Xavier Díaz-Latorre ha querido dejar una semblanza musical de compositores como Tomás Luis de Victoria, Luis de Narváez o Juan Vásquez, con algunas de sus obras más singulares transcritas a la vihuela. Para enriquecer el efecto polifónico ha contado con la participación de tres brillantes músicos que han sido alumnos suyos, convirtiéndose el cuarteto resultante en una vihuela aumentada en expresividad y sonoridad que ha llevado al auditorio a tener una experiencia nueva de la música barroca partiendo del origen vocal de las obras escogidas, lo que Díaz-Latorre ha dado en llamar neológicamente como ‘vocalidad’. Con ello pretendía que el oyente entrara en ese aspecto estético sustancial para entender el funcionamiento y la escucha del programa.
Obras como el villancico Levanta, Pascual de Juan de la Encina, el motete navideño O magnum mysterium de Tomás Luis de Victoria, la rica versión de Luis de Narváez de la famosa canción Mille Regretz de Josquin Desprez o el conocido villancico de Francisco Guerrero Niño Dios d’amor herido sonaron con ancestral novedad, justificándose en plenitud la traslación al instrumento ibérico de cuerda pulsada más importante en la época renacentista. No se puede dejar de mencionar en este sentido el buen trabajo realizado por Xavier Díaz-Latorre de la canción navideña Duélete de mí, Señora de Juan Vásquez, maestro de capilla de la Catedral de Badajoz a mediados del siglo XVI.
En cuanto a la interpretación, hay que valorar muy positivamente la coordinación de este cuarteto, puesta de manifiesto en el mantenimiento de los tempi con natural facilidad, desarrollando una comunicación constante entre sus componentes en el ámbito sonoro y cinético que favorecía la escucha al oyente, sintiéndose así éste transportado a aquellos tiempos dorados de la música española. Todo ello se manifestaba en todo momento manteniendo cada uno de sus integrantes un alto grado de individualidad que tenía sentido y razón de ser en la asociación de todos por aportar las esencias particulares necesarias en pos de un espléndido resultado final en la distinción de voces. Dejaban siempre la sensación de un virtuoso a la vez que vital mecanicismo colectivo, que se desarrollaba desde un eficacísimo entendimiento de los gestos que, sustentando en todo momento ese cronos interno de grupo, cargaban de frescura y emoción cada una de sus interpretaciones. El público, fascinado por tan insuperable música y por la bondad de su ejercicio, aplaudió efusivamente reconociendo la feliz idea de este programa, que es un hallazgo para este particular tipo de formación instrumental y uno de los más conseguidos en lucimiento de la venturosa vida artística de Laberintos Ingeniosos.