ALICANTE / Denis Kozhukhin, pianista total
Alicante. Auditorio ADDA. 7-XI-2020. ADDA-Simfònica. Denis Kozhukhin, piano. Director: Josep Vicent. Obras de Adams, Rachmaninov y Chaikovski.
Ante la reducción de aforo por la Covid-19 y con intención de atender al máximo de abonados de años anteriores, el ADDA ha considerado doblar los conciertos de cada jornada de su ciclo sinfónico en la presente temporada, con el sobresfuerzo que supone para solistas y orquesta. Así se planteó el primer concierto cuyo contenido había despertado mucha expectación por la envergadura de las obras y la actuación de un solista de consolidada fama como la que tiene el pianista ruso Denis Kozhukhin, ganador en la edición 2010 del Concurso Internacional Reina Isabel de Bélgica, uno de los tres certámenes en su clase más importantes junto al Premio Chopin de Varsovia y al Chaikovski de Moscú.
Josep Vicent inició la velada con la electrizante, politonal y minimalista obra Short Ride on a Fast Machine del norteamericano John Adams. Su interpretación permitió admirar a la orquesta en máximo grado de ‘mecanicidad’ sonora, hecho que causó una espontánea admiración en el público manifestada en un cerrado aplauso. Esperamos que, dada la excelente sección de viento metal de esta orquesta, pronto podamos escuchar su versión de la sugestiva Tromba Lontana del mismo compositor.
Tan impactante inicio tuvo su continuidad con el Tercer concierto op. 30 de Sergei Rachmaninov, con el que se ha podido comprobar un perfecto equilibrio entre concepto y forma, principal virtud musical de Kozhukhin, pianista dotado de una técnica portentosa, sin afectación alguna, puesta al servicio de un sincero reflejo del espíritu del autor, como se pudo percibir en la complicadísima y trascendental cadenza del primer movimiento, realizada con soberbia brillantez. La ejecución siguió con la consecución de una cuidada estabilización de ambos elementos concertantes en el tranquilo Intermezzo, llegando a una determinante eficacia en su difícil aire central Poco più mosso, momento significativo para poner a prueba el perfecto entendimiento que hubo entre solista y director. Este hecho tuvo su reafirmación en el centelleante último movimiento, dada la apabullante técnica que desplegó el solista sin perder en momento alguno la siempre significativa línea de su canto. Siendo la parte de la obra de menor entidad musical, paradójicamente, sirvió para justificar aún más el poderío técnico y la solidez artística de este pianista total.
El programa culminó con una versión muy contrastada y pensada de la Sinfonía “Patética” de Chaikovski. Vicent la condujo con sobrecogedora impronta desde los primeros sonidos del fagot y la cuerda grave, intención que mantuvo a lo largo de todo su discurso, consiguiendo ese difícil a la vez que necesario sentimiento de introspección emocional que irradia esta genial composición. Dentro de la ponderada interpretación de cada uno de sus movimientos, dejando siempre una emocionante sensación en el oyente, habría que destacar cómo expresó el sorpresivo choque dinámico orquestal en la parte central del primer movimiento, la elegancia expresada en el segundo, la muy ajustada y a la vez jubilosa dicción del tercero, donde la orquesta volvía exhibir sus dotes técnicas a su conclusión, así como el sentido trágico dado al Adagio final, llegando en su terminación a un patetismo sonoro de trascendente dramatismo.
Hay que resaltar el efecto catalizador en la orquesta, especialmente en la cuerda, del concertino invitado, el polaco Krzysztof Wisniewski, y la sorprendente por inesperada intervención al violonchelo de Damià Martínez (que actualmente graba con la orquesta alicantina para la discográfica Warner), en dos bises interpretando sendas piezas de Saint-Saëns adaptadas para su instrumento que impactaron al público, de modo especial El cisne, con el que este dotado músico valenciano demostró su calidad expresiva y depurada técnica.