ALICANTE / Anu Tali, directora de fluida definición
Alicante. Auditorio ADDA. 21-XI-2020. ADDA-Simfònica. Adolfo Gutiérrez, violonchelo. Directora: Anu Tali. Obras de Mendelssohn, Shostakovich y Tubin.
El segundo concierto del ciclo de la Temporada Sinfónica del ADDA tenía el doble aliciente de contar con una directora invitada, la letona Anu Tali, intérprete de reconocido prestigio entre la cada vez más numerosa participación femenina en esta actividad musical, y la presencia de uno de los chelistas españoles de mayor valía en la actualidad, Adolfo Gutiérrez, que inauguraba una serie de conciertos con los que el ADDA quiere hacer un repaso por el repertorio concertante del violonchelo.
Como presentación, el programa, que tenía el título “Folk Dances”, se iniciaba con la Suite sobre danzas estonias que el compositor Eduard Tubin compuso en 1938, integrada por tres pequeños pasajes bailables que han quedado como música de referencia popular culta de aquel país báltico. La primera de ellas y como dice su título de ritmos encontrados, Danza cruzada, sirvió para poder apreciar de inmediato el gesto fluido de Tali exponiendo el continuo a contratiempo de su discurso. En la segunda, de un tempo más sereno, supo acompasar las evocaciones inglesas en las que se inspira, denominada Un largo inglés, para completar su interpretación con una exposición temperamental de la danza titulada Baile de Setu, dejando de manifiesto cómo Tubin quiso culturizar musicalmente los ritmos y los sones característicos de este particular entorno étnico estoniano.
Asumiendo los retos técnicos del Concierto para violonchelo y orquesta nº 1 op. 107 de Dmitri Shostakovich, solista y directora iniciaron con determinación rítmica esta obra. Adolfo Gutiérrez asumió total protagonismo desde las cuatro notas que abren su discurso, integrándose con la sección de viento-madera que contrastaba en rapidez, en la que destacaba el clarinetista principal por la claridad de su articulación. Anu Tali mostró su mejor pulso en el lirismo que requiere el segundo movimiento, que vino a favorecer la balanceada expresividad de su evocadora melodía rusa, acentuada con la muy delicada a la vez que colorista intervención del teclista en la celesta antes de dar paso a la cadenza, el momento virtuosista de este concierto. En ella, el solista mostró todo el abanico de sus habilidades puestas al servicio de una musicalidad bien asumida y muy cuidada en su transmisión al oyente. La directora extrajo lo mejor de ADDA-Simfònica en el allegro final, llevando nuevamente al lucimiento a los instrumentos de madera así como, en el mismo sentido, al timbalero que, en cada actuación, se reafirma como un admirable y sustancial vértice de esta orquesta, como apuntó en el redoble conclusivo de la obra. Adolfo Gutiérrez quiso agradecer los aplausos con una sentida página del compositor británico Benjamin Britten, que dedicó a nuestros mayores, tan afectados por la pandemia.
Como si dejara todas sus esencias para la obra final, Anu Tali desplegó sus capacidades en la Primera sinfonía de Felix Mendelssohn. Con un manifiesto delicado aleteo de sus manos, que se realzaba cuando dirigía los tiempos lentos prescindiendo de la batuta, hizo una modélica conducción del Andante requiriendo de la orquesta todo el encanto y amabilidad que contiene este movimiento, para después de un elegante minueto, sacar el máximo partido triunfante del fogoso allegro con el que concluye la sinfonía, propiciando una nueva exhibición del percusionista. En perfecta sintonía de pensamiento y sentimiento con la orquesta puso punto y final a su actuación que, según el resultado artístico alcanzado, quedará como una de las más destacadas experiencias de ADDA-Simfònica con directores invitados.