Aforismo, twits, augurio

Tengo un buen amigo que me envía varias veces a la semana una selección de aforismos, que ahora se llaman twits. La suerte de estos envíos está en que la selección a menudo es espléndida, y además te evita tener que recibir o buscar las ocurrencias o ingeniosidades, incluso genialidades, en ninguna red de esas. ¡Puedes no estar inscrito en ninguna! Aunque compres literatura y música en Amazon o en la Casa del libro y te apuntes, pagando, a Netflix, Filmin, o HBO. No, no tienes por qué pertenecer a una de esas redes. Ni mi amigo ni yo pertenecemos a ellas. Por varias razones, una es porque tal vez somos conscientes de nuestra irrelevancia, al margen de que tanto mi amigo como yo hayamos escrito cosas que rayan la genialidad (disculpen ustedes esta renuncia a la falsa modestia).
Ahora, en esta época en que me enamoran damas cuyos padres están mucho más cerca de mí que de ellas (en edad), no soy nada si no pertenezco a una de esas redes. “Yo sin tu amor no soy nada”, cantaba Lucho Gatica. Habría que añadir: coma, Twitter.
“Culpa tenemos los dos / del no ser que soy agora”. No es tan cierto en nuestro caso, querido Lope. Twitter no tiene la culpa si tú no te quieres enganchar. Tú tienes la culpa, vos tenés la culpa. Twitter te aguarda, mas tú desconfías. Y, mientras, tu amigo Ricardo se agita en Colonia, ciudad renana a orillas del Rin; y tú te refugias –ya sin mascarilla- en el cubil en que reproduces los CD y los DVD (todavía), y con tu procesador de texto pergeñas tus obras incompletas (siempre lo serán) y teorizas sobre la última ópera más o menos contemporánea que te ha sido dado ver y oír.
Siempre fuiste un teórico. Menos mal, eso te salvó cuando trataste de ser otra cosa. El fracaso, a menudo, es un triunfo disimulado del karma. Siempre fuiste artista. Y te duele y te conduele que uno de esos aforismos enviados por Ricardo guarde, en su sarcasmo, un inquietante augurio; sobre todos para tus hijos y nietos, mas también para ti, si no te das prisa en transitar:
La generación mejor preparada para sentarse a ver cómo se derrumba todo. (@Palabrassiere)
La incluyo tal como la recibo. Puede que estemos ante el fin del mundo, pero los derechos de frases así tienen que ser respetados.
Santiago Martín Bermúdez
(En la foto: Ricardo Bada, pródigo en aforismos; y un servidor, que sonríe como puede. En Colonia, 2017, foto de Angeles Moraleda)