VERBIER / Un gran ‘Wozzeck’ para celebrar los treinta años de un gran festival
Verbier. Tente des Combins. 27-VII-2023. Alban Berg: Wozzeck. Bo Skovhus, Camilla Nylund, Adèle Charvet, Christopher Ventris, Gerhard Siegel, Sam Furness, Albert Dohmen, Christopher Willoughby, Matthieu Toulouse, Felix Gygli. Oberwalliser Vokalensemble, Verbier Festival Orchestra. Dirección musical : Lahav Shani. Dirección escénica : Tim Carroll.
Treinta años es la venerable edad alcanzada por el Festival de Verbier, fundado (y todavía dirigido) por el sueco Martin Engström en la elegante estación de esquí suiza. Cada verano, el gotha de la música clásica se da cita en el evento, que el pasado 24 de julio reunió para un espectacular concierto a un nutrido grupo de estrellas internacionales entre las que figuraban nombres del calibre de Bryn Terfel, Daniel Hope, Thomas Hampson, Daniil Trifonov, Benjamin Bernheim, Vadim Repin, Yuja Wang, Renaud Capuçon o Alexandre Kantorow.
Como en cada edición, la ópera ocupa un lugar importante en la programación, y este año se ha apostado por dos títulos bastante ‘atrevidos’: The Rake’s Progress de Stravinsky y Wozzeck de Alban Berg, ambas en versión de concierto ‘mejorada’ por las imágenes videográficas de Martin Kuhn y Roger Krütli -con el apoyo de la célebre mecenas Aline Foriel-Destezet para su concepción. Los colores eran deliberadamente expresionistas, haciendo referencia explícita a la paleta de Vincent Van Gogh, aunque logrando crear una atmósfera inquietante, pesada y misteriosa, en la que Wozzeck parecía una marioneta aplastada bajo el peso del destino. Tras la caída de cartel del bajo alemán Matthias Goerne, fue finalmente el barítono danés Bo Skovus quien asumió el papel principal, con sus conocidas dotes actorales y su suntuoso canto. Los pasajes en ‘sprechgesang’ los tradujo con una sorprendente precisión en la entonación, mientras que en los pasajes más líricos, su voz exhibió toda su luminosidad y brillo, volviendo de ese modo aún más elocuente el sufrimiento de este ser machacado.
Por su parte, la soprano finlandesa Camilla Nylund se entregó en cuerpo y alma al papel de Marie. Su voz, de una gran flexibilidad tímbrica, transmitió a la perfección la sensualidad oprimida (pero a punto de estallar) de la desdichada mujer. El extrovertido Tambor Mayor de Christopher Ventris, el agudo falsete del Capitán de Gerhard Siegel y el penetrante bajo del veterano Albert Dohmen como el Doctor, formaron un terrorífico trío de torturadores. El bello fraseo y el canto aterciopelado de la mezzo francesa Adèle Charvet, en el papel de Margret, parecían casi fuera de lugar en este rudo contexto. Mención aparte merecen el Andrès de Sam Furness y los Artesanos de Matthieu Toulouse y Félix Gygli.
Afortunadamente, la interpretación instrumental fue asimismo de primer nivel. Al frente de la Orquesta del Festival de Verbier (formada por jóvenes músicos), el director israelí Lahav Shani brindó un magnífico trabajo en el que primaron la transparencia y la fluidez cromática, y estuvo perfectamente respaldado por una falange cuya elegancia y ductilidad resultaron hechizantes. Una gran velada operística para celebrar el 30 aniversario del Festival de Verbier.
Emmanuel Andrieu
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