Weimar dedica una exposición al Nietzsche compositor

La música tiene un papel destacado en la reflexión filosófica de Friedrich Nietzsche. Bien conocida –y a menudo citada– es su frase “Sin música, la vida sería un error”, y no menos estudiada ha sido su relación de amor y odio con la música de Wagner y su posterior flechazo por la Carmen de Bizet. Pero Nietzsche fue también compositor, o por lo menos lo intentó. Cursó estudios de piano y su catálogo musical comprende más de 70 piezas de variado género y plantilla, desde piano hasta coro, aunque el género mejor representado y más significativo es el de la canción. Huelga decir que el Nietzsche músico queda muy por debajo del Nietzsche filósofo y que sus piezas, amén de su diletantismo, carecen del talante rompedor y visionario de sus escritos, pero esta vertiente creadora no deja de tener interés a la hora de redondear una personalidad tan compleja e inabarcable.
Hasta el 14 de junio, la Klassik Stiftung Weimar organiza en el Archivo Goethe y Schiller de Weimar una exposición dedicada al Nietzsche compositor con un número relevante de manuscritos musicales procedentes de la casa del filósofo en Weimar, ahora convertida en archivo. El material abarca desde sus primeros poemas en música hasta el Himno a la vida, la última pieza del filósofo compuesta en 1887, dos años antes de su colapso nervioso. Fue la única composición que Nietzsche publicó, una obra que elogió como “una especie de profesión de fe en las notas musicales”.