Vigencia de César Franck

CÉSAR FRANCK:
Sinfonía en Re menor; Redemption; Le chasseur maudit / Frankfurt RSO. Dir.: Alain Altinoglu / ALPHA
El bicentenario del más grande compositor belga acaba de quedar atrás sin que su alicaída reputación haya experimentado ningún cambio significativo. Cuando yo era niño, no había un gran director de orquesta que no interpretase con regularidad la Sinfonía en Re menor de Franck, que siempre constituía un gancho para el público, y tampoco faltaban intérpretes para sus Variaciones sinfónicas para piano y orquesta. Hoy en día, esas partituras acumulan polvo y telarañas.
La Sinfonía en Re menor es una obra tardía. Franck tenía 66 años en 1889, el año de su estreno en París, y era venerado como organista de Sainte-Clotilde y profesor de composición en el Conservatorio, donde tuvo como alumnos, entre otros, a Chausson y D’Indy.
Su sinfonía, sin embargo, nada tenía de sacramental ni de académica. De hecho, fue criticada por excesivamente sensual y melodramática, entre otras personas por la propia esposa del compositor. Unos meses después del estreno, el carruaje en el que viajaba el compositor colisionó con otro vehículo tirado por caballos, causándole una lesión cerebral. Franck murió al año siguiente, probablemente de neumonía.
A pesar de mi atávica veneración por los registros de Beecham, Karajan y Klemperer, he de reconocer que esta nueva lectura de la sinfonía a cargo de Alain Altinoglu y la Orquesta de la Radio de Fráncfort posee las ventajas de un sonido inmaculado y de un desdén (muy moderno) por demorarse en exceso en los arpegios de los arpistas. La lectura, vibrante y directa, de apenas 35 minutos de duración, se pone manos a la obra desde el primer compás y consigue que la sección de metales disipe cualquier telaraña.
El programa del CD incluye otras dos obras de Franck, la ‘sinfonía-poema’ Redemption, de 1872, y el poema sinfónico Le chasseur maudit, de 1882, que son despachados por Altinoglou y los de Fránfort sin excesivas complicaciones. El éxito o el fracaso del CD depende, como es obvio, de la sinfonía, y he de decir que, tras un par de audiciones, la propuesta resulta convincente. Altinoglu domina admirablemente los tempi y jamás cede a la tentación del ruido (un riesgo siempre presente en las dinámicas de Franck). La Sinfonía en Re menor no es una sinfonía importante, en el sentido en que lo son las de Brahms o Bruckner, pero sigue siendo una obra admirable que debería seguir escuchándose con regularidad en las salas de concierto. Tras un par o tres de escuchas, el tema principal le resultará más difícil de quitar que la cera de los oídos.
Norman Lebrecht